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Renovar el rol estratégico del sector privado en el impulso de la innovación

México requiere de un modelo de desarrollo industrial, que cree incentivos para la generación de conocimiento tecnológico susceptible de ser patentado y así extender su cadena de valor al mercado.
jue 15 diciembre 2022 06:04 AM
Renovar el rol estratégico del sector privado en el impulso de la innovación
En las universidades y centros de investigación nacen muchos buenos proyectos científicos y tecnológicos, pero la mayoría tiene una muerte solitaria, sin haber visto la luz del éxito comercial, considera Juan Alberto González Piñón.

(Expansión) - Las empresas son los agentes principales de la innovación. En el caso de México, existen esfuerzos del sector privado por incrementar sus capacidades para la generación de innovación; sin embargo, comparado con otros ecosistemas, aún estamos lejos de lograr un impacto positivo y consistente en la dinámica económica.

Al analizar la inversión en investigación y desarrollo por sector de financiamiento en México, es claro que las empresas deberían incrementar su participación. En el 2019, la CEPAL señaló que, el país presentó un 79% de gasto proveniente del sector público y un 21% del sector privado, datos por debajo de países como Brasil, que presentan un 57.7% de inversión pública y un 40.34% de inversión privada; Corea del Sur con un 23.7% público y un 74.5% privado; y Alemania con 28.85% y 65.84% respectivamente.

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En México se requiere de un modelo de desarrollo industrial, que cree los incentivos para la generación de conocimiento tecnológico susceptible de ser patentado y así extender su cadena de valor al mercado.

Los investigadores son una fuerza poderosa cuya dinámica es capaz de mover a todo un país; sin embargo, su potencial queda limitado si no se propicia un sano entorno que detone su talento y creatividad. Se trata de orientar la capacidad científica y tecnológica del país hacia la atención de los problemas prioritarios y concretos de la sociedad.

En el país, la producción científica, medida sobre la base del número de publicaciones indexadas anuales, se ha incrementado considerablemente. Hoy, a nivel mundial, ocupamos el lugar 28 en volumen de producción científica, con más de 25,000 artículos científicos anuales, con lo cual la aportación de México al conocimiento mundial es del 1%.

En tales casos, los criterios de desempeño del trabajo académico se basan en mayor medida en los aportes a las publicaciones científicas que en las aplicaciones de los resultados de la investigación.

El reto no es fácil, pues la innovación es un proceso interactivo y de retroalimentación constante, que tiene lugar en el mercado. Se debe tener claro que no todos los resultados de la investigación culminan en innovaciones.

Por ejemplo, en las universidades y centros de investigación nacen muchos buenos proyectos científicos y tecnológicos, pero la mayoría tiene una muerte solitaria, sin haber visto la luz del éxito comercial.

Es deseable que los avances científicos y tecnológicos, ya ejecutados en los entornos universitarios, se transformen en oportunidades de trasferencia tecnológica. Esto requiere del otorgamiento de apoyos para la maduración de las tecnologías surgidas en los laboratorios, con el fin de que puedan convertirse en prospectos atractivos de inversión que originen nuevas líneas de negocio o bien nuevas empresas.

Validar un producto al mercado es una encomienda compleja para investigadores e inventores, muchos de ellos junto con sus desarrollos sucumben ante el llamado “valle de la muerte”. Esta brecha se da entre el momento en el que se ha desarrollado un concepto tecnológico o bien se ha llegado a la creación de un prototipo de la invención y la validación de estos en el mercado. Este es el momento en el cual gran parte de las invenciones de carácter científico comienza a caer, debido a la falta de inversión en etapas tempranas.

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Las universidades y centros de investigación deben fomentar una cultura que favorezca la gestión de la propiedad intelectual, en particular las patentes, ya que esta figura desempeña un papel fundamental en la prospección comercial del conocimiento tecnológico y por consecuencia puede facilitar el acceso a mercados de inversión en las etapas tempranas.

Las patentes no solo fomentan el desarrollo de invenciones que posteriormente pueden convertirse en nuevas tecnologías e innovaciones, también otorgan fuerza y visibilidad al conocimiento científico durante las etapas de negociación ante la búsqueda de empresas y socios de inversión, que decidan llevar estos desarrollos al mercado.

Las empresas en este camino también enfrentan algunos retos, principalmente en lo que respecta a la adecuada identificación y formulación de la demanda tecnológica. Se debe a la baja capacidad de manejo de información y al carácter incompleto que presenta la necesidad identificada en los consumidores; ésta rara vez se formula adecuadamente y por ello tampoco está el problema técnico a resolver.

Es fundamental que las empresas y las universidades impulsen acciones de cooperación para la generación, el desarrollo y la consolidación de capacidades científicas, tecnológicas y de innovación productiva, a través de la articulación institucional.

Un primer paso es poner en marcha proyectos para identificar posibles áreas de interés para la cooperación en materia de ciencia, tecnología e innovación, que, a su vez, pueden generar importantes sinergias con otros actores de la sociedad.

Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es director de Spark UP y académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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