Aunque la dirección en política monetaria es clara, no lo es su calibración. Si la tasa de interés se eleva en demasía, el riesgo es una desaceleración económica abrupta, incluso recesión, pero si el nivel de tasa no es suficientemente alto, la inflación podría enquistarse en niveles elevados por mucho tiempo. Una mala calibración tendrá efectos adversos en el mediano plazo.
¿Cuál es el nivel adecuado de tasa de interés para reducir la inflación? La verdad es que no se sabe con precisión. Por ejemplo, al interior del Banco de México se discute si ya se alcanzó ese nivel o aún falta; se espera que la tasa de fondeo cierre 2022 en 10.50% y se discute si es necesario elevarla a 11% o más en los primeros meses de 2023.
Una vez que se alcance dicho nivel, ¿cuánto tiempo debería de permanecer ahí para apuntalar la baja en inflación?, ¿todo 2023, parte o todo el 2024? Tampoco se sabe. Sin embargo, prolongar demasiado los niveles elevados de tasas de interés disminuirá el crecimiento potencial y, relajar prematuramente o detenerse demasiado pronto, podría ocasionar, como ocurrió en las décadas de 1970 y 1980, el resurgimiento de problemas de inflación más adelante.
Es evidente que los actuales niveles de tasas de interés, tanto en Estados Unidos como en México, ya se colocan en el terreno restrictivo, eventualmente debilitarán la actividad económica y ayudarán a controlar y disminuir la inflación. Pero la restricción monetaria actúa con un rezago de entre 12 y 18 meses, lo cual significa que todavía hay que esperar para ver ese efecto y, por lo tanto, los bancos centrales deberán de reducir la magnitud de los ajustes en los próximos meses, incluso realizar pausas, para ver si la postura monetaria está correctamente calibrada, para ir evaluando resultados.
La calibración de la postura monetaria requiere tiempo antes de conocer su impacto total. Pero, como ya lo estamos viendo, cuando los bancos centrales anuncian cambios, por ejemplo, en la magnitud de los ajustes en tasas o en la guía sobre la permanencia de niveles elevados de tasas, las expectativas y las condiciones de los mercados se ven afectados, reaccionan los rendimientos de los bonos, los precios de las acciones y los tipos de cambio. Esto significa también que mientras no se conozca el impacto total, se presentarán periodos de alta volatilidad en los mercados financieros.
2023 será el año en que concluyan varios ciclos de alza en tasas de interés, con mayor certeza en Estados Unidos y México, y en donde se verá el impacto, aunque no totalmente, de la calibración de sus posturas monetarias. Se busca debilitar la economía, sin caer en recesión, para lograr que la inflación tienda hacia las metas oficiales, de 2 y 3% respectivamente, mismas que se estima se lograrán en el mediano plazo; la de la Reserva Federal hasta 2025 y la del Banco de México a fines de 2024.