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Responsabilidad social y sostenibilidad, ¿qué viene para 2023?

La triple crisis ambiental ocasionada por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la generación de residuos ponen una presión importante sobre las economías y los mercados.
mar 27 diciembre 2022 07:04 AM
Unas manos sostienen una ciudad y un mundo como referencia a la sustentabilidad.
En la medida en que pasamos a la segunda mitad del plazo para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible contemplados en la Agenda 2030 de la ONU, se espera un reforzamiento de éstos para poder avanzar lo más que se pueda, apunta Jorge Reyes Iturbide.

(Expansión) - Conforme se acerca el cierre del año se genera una atmósfera de festividad, pero también un momento propicio para la reflexión y el análisis de lo acontecido a lo largo de este 2022, así como para la proyección y planeación de lo que se espera para el 2023.

En materia de responsabilidad social y sostenibilidad, también debería ser un momento adecuado para evaluar los avances y metas logradas, ajustar o afinar las estrategias que sean necesarias y proyectar los compromisos hacia futuro.

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En este sentido, merece la pena comentar algunas de las tendencias que ya se vislumbran bajo el gran paraguas de la responsabilidad social y el desarrollo sostenible, y que seguramente estarán cada vez más presentes en la agenda empresarial, con la intención de no dejarlas fuera de los modelos de sostenibilidad corporativa, o en su caso, reforzarlas para mantenerlos actualizados.

En primer lugar, sin duda está la triple crisis ambiental ocasionada por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la generación de residuos, la cual pone una presión importante sobre las economías y los mercados, y en consecuencia los modelos productivos, cuestionando la forma en que esto se ha llevado a cabo de manera cotidiana, y proponiendo modelos alternativos como pudiera ser la economía circular, o el establecimiento de metas basadas en ciencia para afrontar estos retos ambientales, o inclusive el compromiso de lograr la neutralidad neta en cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero hacia el año 2030 o 2050, por ejemplo, con todo lo que esto conlleva.

Por otro lado, está también todo lo que tiene que ver con la promoción y el respeto de los Derechos Humanos desde la empresa, partiendo de su conocimiento y entendimiento profundo y un compromiso serio ante el tema, que lleve a la realización de procesos de debida diligencia para identificar riesgos, impactos y oportunidades en las operaciones directas de la empresa, pero también a lo largo de toda su cadena de valor, para que en consecuencia, estos se puedan gestionar y se emprendan las acciones pertinentes tendientes a su cumplimiento y avance.

No podemos dejar de lado el gran interés que ha despertado la incorporación de factores ESG (environmental, social & governance) en el sector empresarial, en particular desde la perspectiva financiera, como un elemento que permite integrar estos criterios a las operaciones de la empresa, para posteriormente poder ser medido y reportado a los diversos públicos de interés, así como analizado y evaluado por terceros con múltiples aplicaciones, desde rankings hasta la inclusión de aquellas con mejores resultados en índices de inversión responsables o sustentables.

Y de la mano de lo anterior, está también la presión creciente por parte de inversionistas, reguladores y autoridades, entre otros, para que las empresas sean más transparentes en cuanto a la divulgación de su información no financiera, y específicamente sobre su rendición de cuentas en materia de sostenibilidad, por lo que se seguirán desarrollando marcos de referencia, estándares, lineamientos, taxonomías, e incluso regulaciones al respecto, que incidan en la calidad y el contenido de los llamados informes de sostenibilidad, buscando una mayor obligatoriedad para ciertos sectores o tipos de organizaciones, mayor homogeneidad y estandarización en la forma de medir y reportar, así como mayor calidad y enfoque en los temas más relevantes, significativos o materiales del desempeño de sostenibilidad de las empresas.

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Finalmente, y en la medida en que pasamos a la segunda mitad del plazo para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible contemplados en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, se espera un reforzamiento de éstos para poder avanzar lo más que se pueda, después del gran reto derivado de la pandemia por COVID-19, el retroceso en algunos casos y las dificultadas que han surgido, así como el complejo contexto económico, político y social, que los expertos ya han venido anunciado para los próximos años.

Todo ello sin duda, requiere de un renovado y mayor compromiso por parte de los gobiernos, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil, para que en conjunto podamos avanzar en una misma dirección hacia el desarrollo sostenible.

Nota del editor: Jorge Reyes Iturbide es especialista en responsabilidad social empresarial y desarrollo sostenible y desde hace 17 años ha trabajado para diversas empresas y organismos nacionales e internacionales en proyectos de investigación, consultoría, desarrollo de estándares y educación ejecutiva en la materia. Actualmente es Director de la Facultad de Responsabilidad Social y Director del Centro IDEARSE de la Universidad Anáhuac México. Síguelo en Twitter y LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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