Las afectaciones provocadas por la declaración de bancarrota de FTX aún se resienten dentro y fuera del ecosistema cripto, que en medio de su autodenominado “invierno” ya experimentaba uno de sus momentos más complejos. En el año, Bitcoin ha perdido alrededor de 70% de su valor y la capitalización del mercado de criptomonedas se encuentra a poco más de un 25% de sus niveles máximos, alcanzados en noviembre de 2021.
De la crisis pueden aprenderse lecciones valiosas. El colapso de FTX supone lecciones fundamentales para el futuro de la comunicación en el sector financiero, cada vez más tecnológico, transparente e interconectado. A continuación, algunas de las que, a nuestro parecer, son los aprendizajes para un ecosistema que debe realizar un ejercicio de autocrítica y resiliencia:
Mantener una comunicación franca y directa con los inversionistas y el público. Si bien las malas prácticas financieras de FTX fueron lo que llevaron a su colapso, éstas se encuentran ligadas a una falta de transparencia y claridad en la comunicación. Ya sea que esto se logre a través de un cambio de cultura radical en la industria, de la exigencia de los consumidores o de la intervención regulatoria, el ecosistema cripto deberá regirse por una mayor transparencia futura.
Alinear sus mensajes en todos sus canales de comunicación. En cualquier situación de crisis, los involucrados deben cuidar sus mensajes oficiales y hacer una narrativa coherente. Ceder ante los tiempos de las redes sociales o de los medios de comunicación puede profundizar el riesgo para los trabajadores, inversionistas o la industria en general. En este sentido, mantener los mismos mensajes en todas las declaraciones a la prensa, comunicados oficiales y redes sociales parece sencillo, pero esta crisis —que tuvo en Twitter su principal canal de difusión y amplificación— demostró que es la base de una respuesta exitosa.
Trascender los protagonismos. La industria de las criptomonedas padece quizá uno de los mayores obstáculos para la reputación corporativa: el ego desbordado de sus figuras. Una comunicación madura implica que los directivos y fundadores den un paso atrás y dejen que las compañías adquieran voz propia.
Voltear a la custodia de los criptoactivos. Es momento de que las compañías hablen con claridad sobre cómo se almacenan y administran los activos digitales, así como qué productos o servicios existen para este fin. Y es que, dada la pobre administración y malas prácticas de seguridad de FTX, es en el sector de la custodia donde se encuentra la clave para recobrar la confianza pública.