(Expansión) - Vale la pena retomar la definición de salud para contextualizarnos en el tema que la abordaremos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “es un estado de completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Esta definición ha sido el resultado de una evolución conceptual, reemplazando la idea de que la salud era, simplemente, la ausencia de enfermedades biológicas.
La salud y bienestar de los empleados… ¿un riesgo oculto en las Organizaciones?
En la actualidad este concepto considera una serie de determinantes (sociales y ambientales) que impactan a favor o en contra la calidad de vida de la población y, por ende, en su estado de salud. Entre los determinantes sociales de la salud más importantes actualmente se encuentran las condiciones de trabajo. Si bien es cierto que el trabajo es una pieza medular en la vida de los seres humanos, existen condiciones y una serie de riesgos que requieren ser detectados, evaluados y controlados para impactar positivamente en la fuerza trabajadora, de lo contrario, el impacto negativo puede resultar devastador tanto para el empleado como para las organizaciones.
Las razones del deterioro de la salud de un empleado son diversas y un tanto complejas al estar directamente relacionadas a determinantes macroeconómicos, políticos, ambientales y sociales que pudieran aumentar los riesgos biológicos, químicos, físicos, ergonómicos y psicosociales en los lugares de trabajo, afectando el bienestar físico, social, financiero y mental.
Un riesgo latente que permanecía aparentemente oculto, y quedó ampliamente evidenciado durante la pandemia de coronavirus, fue el relacionado con las condiciones generales de salud, presencia de enfermedades crónico-degenerativas, afectaciones en la salud mental de los trabajadores, el cual resultó un componente crítico en el comportamiento del COVID-19 al relacionarse con mayores índices de letalidad y gravedad de la enfermedad entre la población detectada como “vulnerable” por estas condiciones pre-existentes. América Latina fue declarada por la OMS como el epicentro de la pandemia en mayo de 2020, al generar más del 40% de las muertes en el mundo. Esto representó, por supuesto, importantes repercusiones socioeconómicas.
Precisamente aquí es donde las organizaciones tienen una gran influencia y una corresponsabilidad al promover una cultura de bienestar organizacional basada en la prevención, la educación, la promoción de estilos de vida saludables, la detección de riesgos para la salud (riesgos metabólicos -hipertensión arterial, sobrepeso u obesidad, glucosa y lípidos elevados en sangre), el autocuidado y la cobertura de necesidades de la población trabajadora a través de beneficios flexibles en materia de salud y bienestar.
En un reciente estudio, “People Risk”, se precisaron los cinco pilares del riesgo de personas que están teniendo el mayor impacto en las empresas de toda América Latina. La gran mayoría (85%) de las organizaciones afirma que los riesgos de salud y seguridad de los empleados se mantienen como la mayor amenaza para su empresa, incluyendo más posibles pandemias, así como el agotamiento y salud mental de los colaboradores.
Según el estudio, 76% de las empresas en Latinoamérica están actualmente abordando este riesgo y tienen funciones y responsabilidades claras para gestionarlo. En cuanto a la salud y bienestar, el 82% de las empresas de Latinoamérica está gestionando este riesgo; sin embargo, solamente el 49% tiene sistemas efectivos y comunicaciones en el lugar para apoyar una cultura de seguridad de los empleados. El enfoque en los problemas de salud mental de la fuerza laboral (por ejemplo, ansiedad, estrés, depresión y adicción) resulta crítico en estos momentos. Solamente el 66% de las empresas está actualmente abordando este riesgo.
En otro estudio, el informe de la encuesta global de aseguradoras 2022, se identificaron tendencias médicas que estarán marcando este 2023, entre las cuales llama la atención que el 55% de las aseguradoras informa un aumento en el diagnóstico de enfermedades en etapas posteriores debido a la atención diferida, las cuarentenas y los temores de infección durante la pandemia, lo que significa que se interrumpieron el diagnóstico médico y el tratamiento de muchas afecciones particularmente prevenibles o altamente controlables.
Por otro lado, 16% de las aseguradoras informan que no brindan planes que cubran servicios de salud mental. Aunque la tendencia principal de más apoyo a la salud mental es alentadora, en la práctica, el alcance de las ofertas de las aseguradoras a menudo sigue siendo limitado y la intervención de las empresas se centra, en muchos casos, únicamente a ofrecer un programa de asistencia telefónica al empleado de manera aislada.
El reto es grande para las organizaciones, pero posible. Hoy conocemos el impacto no solo en la calidad de vida y en el estado de salud de los empleados, sino los beneficios que tienen las organizaciones al contar con un programa de bienestar integral debidamente alineado a las necesidades de salud de su población laboral que considere una visión holística (bienestar social, mental, físico, financiero) y multidepartamental (no es tarea de una sola área) dentro de las compañías.
Entre los beneficios más importantes podemos citar un incremento en la seguridad, productividad, rentabilidad, sentido de pertenencia, atracción y retención del talento, así como una disminución en ausentismo por enfermedad general, accidentes ocupacionales, rotación y costo de primas relacionadas con los planes médicos ofrecidos como beneficio.
En conclusión, el bienestar del trabajador es un importante factor que determina la efectividad a largo plazo de una organización. Por este motivo, es necesario invertir inteligentemente en la identificación, evaluación y control de los riesgos para la salud de los empleados, así como en el desarrollo, actualización o reforzamiento de los programas de salud y bienestar en este 2023, teniendo en cuenta la serie de determinantes de orden laboral que pueden impactar a los empleados.
Nota del editor: Ariel Almazán es Líder de Workforce Health en Mercer Marsh Beneficios para Latinoamérica y El Caribe. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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