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Los aprietos de la guerra Rusia-Ucrania en 2023

La prolongación de la guerra tiene un costo político mucho más alto de lo que probablemente el Kremlin anticipó, apunta Rina Mussali.
vie 10 febrero 2023 12:00 AM
Un bombero ucraniano retira los escombros en una fábrica destruida por un ataque ruso en la ciudad de Slovyansk, en una zona afectada por la guerra en el este de Ucrania, mientras continúa el ataque de Rusia en Ucrania, en la región de Donetsk, Ucrania
Los ucranianos y los occidentales sospechan que Rusia podría estar preparándose para detonar ella misma una "bomba sucia" y acusar a Ucrania, para justificar a continuación una escalada militar con un arma nuclear.

(Expansión) - Hace un año, el 24 de febrero del 2022, Vladimir Putin ordenó la invasión hacia Ucrania. El hombre fuerte de Rusia creyó que sus fuerzas podrían tomar el control de Kiev en una rápida "operación militar especial", o al menos ese era el escenario que sus generales le habían planteado.

Empero, Putin y sus agencias de inteligencia parecieron haber sobreestimado la destreza técnica de sus propias fuerzas, al tiempo de subestimar la resistencia ucraniana y el soporte occidental.

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Desde entonces y hasta el 30 de enero del 2023, la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos registró más de 7,000 decesos y 11,500 heridos entre hombres, mujeres y niños, además de los 8 millones de refugiados en Europa Occidental, un saldo que promete escalar ante una guerra estancada que no ha manifestado una clara contundencia de las partes.

Precisamente, Occidente dobla la apuesta en un invierno cálido: suministrar los tanques alemanes y estadounidenses Leopard 2 y Abrams, aquellos que pueden cambiar la correlación de fuerzas en el campo de batalla y desnivelar al adversario ruso con potenciales consecuencias para el mundo.

La prolongación de la guerra tiene un costo político mucho más alto de lo que probablemente el Kremlin anticipó ante el nacimiento de la Europa geopolítica con un ADN militarista, el giro constitucional alemán y la supresión de su neutralidad belicosa, así como la revitalización de los vínculos trasatlánticos, y la posibilidad real inmediata de una novena expansión de la OTAN con las incorporaciones de Suecia y Finlandia.

Estos cambios de gran calado en la arquitectura geopolítica europea propician una serie de preguntas que saltan a la razón. Considerando la realidad seguida desde la Segunda Guerra Mundial, ¿Alemania dejará de ser el enano en materia de política exterior para acreditar su nuevo perfil militar? ¿Qué significa para Bruselas que Berlín busque una relación más nivelada entre su talla geopolítica y su poderío económico? ¿Cómo afecta al eje franco-alemán el hecho de que Olaf Scholz destine 100,000 millones de euros a las fuerzas armadas y el 2% de su PIB en materia de defensa? ¿Qué significa el destape militar alemán para las relaciones angloamericanas? ¿Estará cruzando Alemania una línea roja frente al Kremlin considerando las potentes relaciones ecinómicas germano-rusas?

Estos cambios de gran calado en el armazón de seguridad europeo amenazan con despertar la ira putinista. Polonia, Finlandia, Noruega, España y Países Bajos han anunciado que apoyarían a Kiev enviando armamento pesado. Todo ello promete incentivar una escalada bélica mayor cuando entramos al segundo año de la guerra. Al respecto no debemos olvidar el estatus nuclear de Rusia como tampoco el peligro de acorralar y humillar a un adversario con capacidad de destrucción mutua asegurada. Las primeras llamadas de alerta que tuvieron al mundo en vilo fueron el misil en Polonia y el sabotaje del NordStream.

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La guerra ya ha dinamitado el orden internacional de la posguerra Fría y tendrá consecuencias que aún no se han mostrado por completo. Solo el seguimiento puntual, y la no normalización del conflicto nos permite estudiar, advertir y pronosticar los distintos escenarios para anticipar riesgos.

Nota del editor: Rina Mussali es analista internacional y coordinadora de la Unidad de Estudio del COMEXI referente a la “Guerra Rusia – Ucrania”. Síguela en Twitter , Facebook y en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión.

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