(Expansión) - Es una realidad que hoy nos encontramos frente a la posibilidad de acceder a más y mejores herramientas digitales para hacer y procesar pagos; aún antes de la pandemia esta era una tendencia que venía creciendo; sin embargo, la realidad es que en nuestra región el efectivo sigue siendo el preferido por las personas y muchos comercios.
¿Se acerca el fin del uso del efectivo en México?
Se estima que el uso del efectivo en la región ha caído hasta en un 36%, y que la tasa de bancarización ha alcanzado ya un 80%. Sin embargo, en México el panorama es aún muy distinto. De acuerdo con datos de la más reciente Encuesta Nacional de Inclusión Financiera ( ENIF 2021 ), 78.7% de la población entre 18 y 70 años, prefiere el uso del efectivo para realizar transacciones mayores a 501 pesos; el 12.3% utiliza tarjetas de débito; el 3.4% usa tarjeta de crédito, mientras que sólo un 3.3% utiliza otras herramientas como transferencias, cheques o tarjetas prepagadas.
Y si hablamos de compras menores a 500 pesos, un 90% de la población utiliza el efectivo y es justo en ese rango de transacciones donde más se mueve ese método de pago. Si bien la pandemia aceleró la adopción de herramientas digitales de pago, aún hay un camino importante que recorrer, comenzando por la tasa de bancarización en el país, que actualmente ronda los 49 puntos porcentuales, lejos aún del 80% promedio de la región de América Latina.
La democratización de los métodos de pago está permitiendo que los usuarios y los comercios tengan un mayor acceso a herramientas que les permitan crecer sus negocios o realizar compras que antes sólo eran accesibles para usuarios de algún tipo de producto financiero; hoy en día las personas pueden realizar sus compras a través de links de pago, o acceder a créditos sin la necesidad de una tarjeta, e incluso pagarlos con efectivo.
¿Qué le depara el futuro al efectivo?
Hoy en día, incluso el comercio electrónico está volteando a ver al efectivo con un método de pago más para sus transacciones, ya que esto les permite llevar sus productos y servicios a un rango de población mucho más amplio. Lo que podemos esperar en los siguientes años es que, si bien la tasa de bancarización continuará creciendo en el país, el efectivo continuará siendo una de las principales formas de pago en México.
A medida que crece la oferta de productos financieros, iremos viendo una mayor adopción de métodos de pago alternativos, como el uso de terminales bancarias, links de pago, créditos sin tarjeta, e incluso tecnologías contactless. Sin duda, estamos en el camino a democratizar los métodos de pago en beneficio de usuarios y comercios, sin embargo, el efectivo es y será por los siguientes años uno de los métodos preferidos por los mexicanos.
De acuerdo con los análisis del economista e historiador Manuel Bautista González, el efectivo en circulación en México ha crecido al menos 30% en los últimos años y aunque el volumen de transacciones en cajeros ha disminuido 2.9%, el valor de las operaciones en éstos aumentó 15.9%, así como el valor de los retiros promedio, el cual ha aumentado 19.5%.
Estas cifras indican que el efectivo brinda seguridad y al mismo tiempo un mejor control de gastos para cada persona. Si el uso del efectivo es algo que deba cambiarse, los métodos de pago digitales necesitan brindar más información acerca de su uso, así como transmitir la misma sensación de seguridad que el efectivo provoca en quien lo utiliza, y adicional es importante promover un comercio más inclusivo a través del desarrollo tecnológico.
Si bien la receta empleada por otros países consistió en aumentar los niveles de bancarización para promover el menor uso del efectivo, no significa que sea la única manera de lograrlo y, de hecho, México necesita generar una receta propia.
Las singularidades de nuestra economía deben ser atendidas con la misma meticulosidad con las que se han desarrollado durante años. Es con soluciones singulares que podremos digitalizar los pagos.
En este sentido, contamos con la posibilidad de promover una diversificación de los métodos de pago de una manera segura y sencilla, que no necesariamente deba recorrer el camino de una bancarización forzosa, al menos no en una primera instancia.
A fin de profundizar en ella, debemos plantearnos una nueva pregunta: ¿es realmente necesario independizarse del efectivo para impulsar la digitalización económica?
Nota del editor: Alejandro Pineda cuenta con 40 años de colaboración en BBVA México, figurando como pieza clave en las estrategias y acciones del segmento retail, destacando su experiencia en los negocios con tarjetas de crédito, préstamos personales y nómina, medios y sistemas de pago, entre otros. Actualmente, se desempeña como CEO de Openpay. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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