Por lo tanto, la fórmula adquiere un valor matemático naturalmente: a mayores obstáculos, mayor creatividad. Si todo fuera perfecto, crear no sería necesario y viceversa.
Esto nos remonta a cuestiones filosóficas profundas como ¿qué es la perfección? y ¿qué tan imperfecta es la existencia? Sin irnos más lejos, únicamente considerando aquello a lo que tenemos acceso con nuestras capacidades cognitivas —representando solo la punta de la punta del iceberg— el desorden es vasto y parece que todo tiende a agravarse pues la física de la existencia tiende a la dispersión y caos. Debido a lo anterior, podemos identificar el objetivo biológico central de nuestra habilidad de imaginar e inferir en el futuro: procurar el orden y la prevalencia.
Con dicha guía, logramos entonces situarnos en el presente actual y leer el contexto adecuadamente. En el vaivén dialéctico existencial donde los problemas y sus resoluciones son infinitas, nos encontramos en un punto de tensión acumulativa (post segunda guerra mundial) que antecede a una conclusión impetuosa. Incluso, el tiempo parece acelerarse porque, en realidad, nuestra lectura subjetiva atiende al número de acontecimientos relevantes en un periodo, no al tiempo en sí: al acumularse la tensión, suceden más cosas que consideramos trascendentes y el tiempo parece acelerarse.Con estas consideraciones, se entiende, en parte, por qué el estado de la humanidad actual se concibe tan turbulento para la mayoría. También, se devela la urgencia del desarrollo creativo.
De ninguna manera quiero sugerir que necesariamente nos dirigimos hacia una tercera guerra mundial apocalíptica; realmente, ese es solo uno de muchos peligros que nos acechan. La manipulación genética y el avance en las tecnologías que dotan de potencia privilegiada a algunos, entre otros, son igualmente riesgos latentes.
Tampoco pretendo fomentar el miedo colectivo; sino todo lo contrario. Lo crucial es enfatizar que ahora, más que nunca, necesitamos de la creatividad, consciencia y empatía colectiva.
Los periodos tempestuosos que nos anteceden en la historia de las civilizaciones se destacan por una cornucopia de aplicaciones innovadoras; los mayores avances culturales, científicos y artísticos se han dado en puntos críticos de conflicto. Por ejemplo, el Renacimiento, la física de partículas, la penicilina y el desarrollo de la tecnología espacial han surgido en periodos de alta tensión y conflicto.