A unos días de que el partido en el gobierno, Morena, arrancara el proceso rumbo a la sucesión de Andrés Manuel López Obrador, los posteos de sus suspirantes carecen de filo porque, también, no pueden llamar al voto y su único gancho es seguir repitiendo los típicos mensajes que los típicos políticos suelen pregonar en las típicas campañas.
“Se limitan a comunicar migajas de comunicación política de actividades proselitistas y actos anticipados de campaña. Se perciben acartonados y fuera de lugar, sin la frescura de un influencer”, sostiene Jorge Bravo, presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información.
Por el tono de la comunicación que han lanzado en redes, los políticos no están tratando de generar un ambiente de discusión en torno del futuro de México, sino simplemente están llenando un espacio que está de moda pero que no saben cómo aprovecharlo. Son políticos tradicionales y no digitales. Están desaprovechando la interacción con las audiencias para conocer sus necesidades reales. “El problema, entonces, son ellos, no las redes sociales”, considera Jorge Bravo, también director de DPL Group.
Así, bajo la mirada de expertos consultados, estos momentos previos a una elección nos deberían conducir a un momento para reflexionar sobre el cambio de paradigma civilizatorio y la construcción de una sociedad digital, por lo que ahora es el momento en el que los políticos tendrían que voltear a los lados y darse cuenta que los retos que tienen son totalmente distintos a los que estaban acostumbrados.
Jorge Fernando Negrete, abogado especializado en Internet, sostiene que las redes sociales son una muestra de la libertad de expresión que toda sociedad debe preservar y defender. Dicho eso, no habría por qué escandalizarse ante el tono de la conversación que se registra en éstas. También, añade, habría que considerar que las redes sociales son un reflejo del mundo y, así, todo lo que pasa en éste pasará en el mundo digital con un elemento diferenciador: la viralización.
En realidad, buena parte del debate de los procesos electorales ya es online, provocado por aquella población conectada y relativamente interesada en los asuntos políticos. Sin embargo, como ha ocurrido en estaciones electorales previas, esta ocasión las redes se utilizarán para la denuncia ciudadana y/o para intentar viralizar algunos aspectos polémicos. Los suspirantes presidenciales tendrían que sentir el peso de los grandes problemas nacionales en el espacio virtual. Pero las redes sociales solo reflejarán la polarización que domina en el ambiente.
Ya lo estamos viendo y se intensificará. Las calles empiezan a ‘adornarse’ de espectaculares con muestras de apoyo hacia los aspirantes a suceder a Andrés Manuel López Obrador, transgrediendo todas las reglas electorales. También, sus rostros ya aparecen en portadas de revistas sin ningún rigor periodístico y alimentando la sospecha de que hubo mano negra sobre la decisión editorial. En tanto, en el ecosistema digital ya también tomó color el debate rumbo a junio de 2024.
“El mundo digital es tan reactivo, tan susceptible y tan delicado a estrategias de comunicación como el talento de las personas lo permita. Lo que vemos en materia de campañas electorales y el trabajo de bots y de propaganda es reflejo del mundo analógico y si hay torpeza, incapacidad o falta de creatividad para construir mensajes políticos es porque faltan en el mundo analógico”, añade Jorge Fernando Negrete, también CEO de Digital Policy & Low.