Pues muchos mexicanos han dicho que una de sus opciones serían los servicios de fitness. Según un sondeo realizado por Capterra, el 47% de las personas dejaría de lado las suscripciones a gimnasios para salvaguardar su economía ante la amenaza de una inflación creciente. De hecho, según el sondeo de Capterra, 3 de cada 10 consumidores dijeron que ya dejaron de acudir a restaurantes y bares, o de pagar viajes y gimnasios. La encuesta también señala que 6 de cada 10 mexicanos que buscaron librarse de los aumentos no han tenido éxito. Y esto se vuelve aún más preocupante si tomamos en cuenta que la inflación tuvo un crecimiento anual del 5.18%, según datos del Inegi.
Si tomamos en cuenta otros servicios que podrían considerarse más “esenciales”, como restaurantes y viajes, también están empezando a ser descartados por las personas, entonces parecería que la inflación es un gran factor de riesgo para el mercado del fitness.
Para las marcas dentro del ecosistema que tengan definido y validado su consumidor, la inflación no podría ser tan temible, pues estos atienden a un porcentaje pequeño de los mexicanos por oferta, desde poder adquisitivo alto hasta el lado de las opciones low-cost, la situación no debería ser tan alarmante tampoco, pues conforme la gente busca opciones más baratas en momentos de crisis, mas recurre a estas cadenas.
La inflación es un fenómeno económico que afecta a todas las industrias, incluida la industria del fitness y el bienestar. A medida que los precios de los bienes y servicios aumentan, las empresas y los consumidores se ven obligados a adaptarse a un entorno económico cambiante. En México la inflación tuvo un crecimiento anual del 5.18%, según datos del Inegi.
Pero a detalle ¿cuáles son las causas que impactarían el aumento de los precios en la industria del fitness y el bienestar? Aquí cinco de ellos y algunas estrategias para que las empresas se mantengan resistentes frente a la inflación.
1. Aumentos de costos de equipos y suministros
Con la inflación, los precios de los equipos de fitness, los productos de bienestar y los suministros tienden a aumentar. Los propietarios de gimnasios y los profesionales del bienestar pueden tener dificultades para gestionar los mayores costos, especialmente cuando compiten con los gigantes de la industria. Las empresas más pequeñas pueden ser particularmente vulnerables a los impactos de la inflación, ya que tienen menos poder de negociación con los proveedores.
Encontrar proveedores alternativos, negociar acuerdos de compra a granel o explorar opciones de arrendamiento puede ayudar a las empresas a mitigar los efectos de los aumentos de costos.
2. Ajustes de Precio de Membresía y Servicio
A medida que aumenta el costo de hacer negocios, es posible que los centros de acondicionamiento físico y las instalaciones de bienestar deban considerar ajustar sus tarifas de membresía o los precios de los servicios. Estos aumentos pueden ser un tema delicado para los clientes, quienes pueden no querer o no poder pagar tarifas más altas. Sin embargo, las empresas pueden tomar medidas para comunicar los motivos de los ajustes de precios de forma transparente.
Ofrecer diferentes niveles de membresía, descuentos para compromisos a largo plazo o paquetes que agreguen valor a los clientes puede ayudar a equilibrar la necesidad de precios más altos y mantener a los clientes satisfechos.
3. Estrategias para fidelizar clientes
La lealtad del cliente se vuelve crucial durante los periodos inflacionarios. Las empresas deben asegurarse de que sus clientes perciban el valor de continuar invirtiendo en servicios de acondicionamiento físico y bienestar, a pesar del aumento de los precios. Esto se puede lograr ofreciendo servicios mejorados, adaptando las experiencias para satisfacer las necesidades individuales y brindando capacitación o asesoramiento personalizado.
Centrarse en la satisfacción del cliente y mantener un alto nivel de servicio es vital para retener clientes leales y atraer nuevos ante la inflación.