Con la llegada a la pantalla grande de Barbie, muchos usuarios optan por intentar ver la cinta desde la comodidad de su hogar, sin embargo, el fomentar la piratería podría traer consecuencias técnicas con daños a sus equipos, pues, ante la consulta de sitios que supuestamente albergan la visualización de la película, podríamos encontrarnos con diversas variedades de malware, desde troyanos, hasta ransomware, los cuales afectarán a la integridad de tus dispositivos y ni de diga de la información contenida.
Como es de esperarse en cada estreno de impacto, el phishing abunda y hay una diversidad de sitios donde para poder ver esa película online solicitan el login o acceso a alguna red social, plataforma o correo, con la necesidad del usuario de visualizar el contenido, se deja llevar y cae cediendo sus credenciales de acceso personal.
Se ha desatado una llegada de productos en algunos casos exclusivos o limitados, muñecas, accesorios, los cuales al ser preciados por los coleccionistas se convierten en el anzuelo perfecto para obtener víctimas y ganancias con ello; diversos sitios (usualmente redes sociales) ofrecen esos productos exclusivos, quizá algunos sí resulten reales, pero la mayoría no, y aquí es donde la estafa comienza al pedir un adelanto depositado o transferidos por ese supuesto producto, para que la víctima posterior a ello sea bloqueada y haya perdido su dinero; apelo al sentido común de los usuarios: no todo lo que brilla es de oro.
Peleas, destrucción, jalones, empujones, una oda a la agresividad fue vista y documentada en contenido multimedia por diversos usuarios el día del estreno en varios cines de México, todo ello derivado por un vaso, pero no cualquier vaso, uno de edición Barbie que una cadena comercial de cine lanzó en cantidades limitadas. Para este tema no tocaremos la mafia que trabaja desde las entrañas del cine y le facilita productos a los revendedores o incluso los mismos trabajadores, sino más bien nos centraremos en el actuar de los delincuentes al estafar online.
Seguramente ese producto tan solicitado y codiciado por muchas personas es pagable a variables cantidades de dinero, y aquí es donde el delincuente aprovecha a dar el mejor precio en el mercado para que se vea más atractivo, atrayendo así a las posibles víctimas, pero nuevamente vemos un modus operandi ya conocido: la víctima, cegada por lo atractivo que suena el costo y su forma para adquirir el producto, transfiere o deposita; el delincuente bloquea y desaparece.