La baja penetración de los servicios financieros en México y sus malas condiciones combinados con un crecimiento en la adopción de la tecnología por parte de la población, pusieron la mesa para un festín de rondas de inversión, valuaciones altísimas y una explosión de startups buscando aprovecharlo.
Todos los días leíamos del nuevo unicornio o startup que revolucionaba el sector financiero mexicano. La cantidad de nuevos deals que se dieron en 2020 y 2021 no tenía precedentes.
Había solo una regla clara para ser parte de esta fiesta: crece explosivamente. No importa si tu modelo de negocio no es viable ni cuánto dinero pierdas. Hay varios ejemplos de compañías que se convirtieron en unicornios en menos de 12 meses partiendo de una presentación de PowerPoint para levantar su primera ronda.
En Estados Unidos, fintechs como Coinbase y Robinhood aprovecharon las valuaciones insólitas que estaba pagando el mercado y lanzaron su IPO en 2021. Zoom, por ejemplo, llegó a alcanzar una valuación de 150 veces ventas. Esto es importante porque las valuaciones de empresas públicas sirven de referencia para las valuaciones de startups privadas.
Esta exuberancia fue aprovechada por varios emprendedores en México. La ronda más alucinante de la que me enteré fue de una fintech que levantó a una valuación de 600 mdd con dos mdd de revenue anual, es decir, un múltiplo de 300 veces ventas.
Así fue la primavera fintech en México, el ecosistema floreció, las compañías estaban creciendo y quemando mucho dinero. ¿Qué sucedió al paso de los meses? Lo de siempre: el tiempo pone todo en su lugar.
En 2022 llega la nueva pandemia: la inflación. La Fed en Estados Unidos inició un agresivo programa de alza de tasas, esto detonó el temor a una recesión y que todo el capital y liquidez se fuera a instrumentos de inversión, como bonos del tesoro, en lugar de activos de riesgo como acciones de empresas públicas en el sector tech.
Las principales y primeras afectadas por este nuevo contexto fueron las empresas públicas de tecnología y particularmente las fintechs. Los mercados ajustaron dramáticamente sus expectativas y valuaciones borrando así billones de dólares de valor a sus accionistas.
Se acabó la música y la borrachera llegó a su fin; llegó la inevitable cruda que está golpeando a las startups en todo el mundo con una violencia que no se quita con tres aspirinas y un menudo.
Los fondos de VC detuvieron nuevas inversiones esperando un ajuste importante en las valuaciones en el sector privado y se enfocaron en apoyar a las startups de su portafolio. Los VCs les advirtieron a los emprendedores de sus portafolios que la regla de oro había cambiado, ahora era optimizar tu operación, cortar gastos y ajustar tu modelo de negocio, pues la próxima ronda de inversión con la que contabas para seguir creciendo se esfumó por completo.
Los inversionistas empezaron a presionar a los fundadores para bajar gastos rápido, de ahí que muchas startups empezaron a hacer recortes de personal masivos y muchos proyectos se cancelaron. Los emprendedores entendieron a la mala que la nueva regla era sobrevivir y hacer rentable el modelo de negocio.