(Expansión) - Durante 2023 se ha gozado de una luna de miel entre inversionistas e instrumentos de deuda, pues después de muchos años en que estos instrumentos tenían poco atractivo, ha sido durante este año que se ha generado un reencuentro, esto se explica principalmente por las siguientes cuatro bondades:
1) las tasas nominales a corto plazo en máximos de 20 años que están por encima del 11%,
2) una inflación a la baja,
3) una retención del impuesto del ISR provisional mínima de 0.15% y
4) un adeudo fiscal sobre el ejercicio de 2022 mínimo de 0.1% ( que se pagó en la declaración anual 2023).
¿En 2024 terminará la luna de miel de las tasas altas?
No obstante, toda luna de miel tiene un fin y las bondades 3 y 4 mencionadas no se van a repetir durante 2024, mientras que las tasas nominales a corto plazo empezarán a mermarse. El único factor que se espera que siga es la inflación a la baja, donde las expectativas ven una reducción cercana al rango objetivo de Banxico.
Pero ¿qué pasará con los demás factores? En el frente de las tasas, empezaremos a ver una reducción que, aunque podría ser más paulatina de lo que anticipa el consenso de economistas, las tasas máximas de 20 años habrán quedado atrás. Este factor, aunque importante, no es suficiente para ser una jaqueca, pues aún serán atractivas con niveles de entre 11% y 9% durante todo el año.
No obstante, en el frente de impuestos será una historia muy distinta, pues con la iniciativa de Ley de Ingresos que presentó la SHCP, el impuesto provisional aumentará de 0.15% a 1.48%; esto es, un aumento de 1.33% o de casi 10 veces para un mismo monto y tasa de inversión. Así, se vivirá el mayor aumento histórico del impuesto provisional que se ha dado desde que los instrumentos de inversión de deuda empezaron a ser gravados en 2003. Además, la tasa se espera que sea menor, por lo cual pasaremos de recibir intereses por una tasa de 11% durante 2023, a obtener una tasa de entre 9.5% y 7.5%, menos el impuesto provisional.
Pero no es la única piedra en el zapato que tendrá el matrimonio, en particular en el ámbito fiscal. Como mencionamos, el 2023 ha sido una luna de miel, pues con tasas altas y una inflación a la baja este año tendremos una tasa real para instrumentos de deuda de corto plazo, como los Cetes o el reporto, de alrededor de 6.9%. Esto significa la mayor tasa real (la tasa de interés menos la inflación) de los últimos 20 años.
Lo anterior es muy relevante pues los intereses reales se acumulan a los ingresos, o en términos fiscales, a la base gravable por el SAT; por lo que se puede ser sujeto a un impuesto de hasta 35% dependiendo del nivel total de ingresos. Traduciendo esto a una tasa, implica restar 2.3% aproximadamente a la tasa que recibirás durante 2024, pues este impuesto, aunque es generado durante 2023 será pagadero en la declaración anual de 2024 (solo aplica si los intereses reales rebasan los 100mil pesos, para lo cual se necesita un monto promedio invertido durante 2023 de 1.5 millones de pesos).
Así pues, si restamos esta última tasa de 2.3%. En lugar de recibir el 11% durante el 2023, el próximo año se recibirá de 7.2% a 5.2%. Por último, si consideramos que el próximo año por lo menos habrá una inflación del 4%, en términos reales, solo se estaría recibiendo un interés de 3.2% a 1.2%.
Esto no implica necesariamente divorciarse de la categoría de inversión, más aún en un ambiente de incertidumbre electoral en Estados Unidos y México. Pero definitivamente se acabó la luna de miel.
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Nota del editor: Ramsé Gutiérrez es Senior Vice President /Co-Director de Inversiones en Franklin Templeton México. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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