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Tecnología del ser

Algunas tecnologías primitivas del hombre eran piedras que le permitían abrir nueces. Actualmente, estos mecanismos han alcanzado tal sofisticación que podrían destruir el planeta entero con un botón.
mié 01 noviembre 2023 06:00 AM
Tecnología del ser
Todas las tecnologías creadas por el hombre tienen un origen motivacional (etiología) y un propósito (teleología) implícitos. Obtener claridad sobre ambas determinaciones es crucial para asegurar que su uso y desarrollo realmente defienden el bienestar, apunta Juan Carlos Chávez.

(Expansión) - Cuando pensamos en tecnología, suele imprimirse en nuestra mente una imagen de algún tipo de objeto digital avanzado; sin embargo, por su etimología en griego antiguo (tekhné: arte, técnica u oficio), realmente connota procesos instrumentales que pueden ser muy rudimentarios o innovadores.

Por ejemplo, algunas de las tecnologías más primitivas del hombre eran piedras que le permitían abrir nueces. Actualmente, estos mecanismos han alcanzado tal sofisticación que podrían destruir el planeta entero con un botón.

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Paul-Michel Foucault hace una distinción interesante y las divide en 1) tecnologías de producción para crear, 2) tecnologías de sistemas de signos para comunicar, 3) tecnologías de poder para dominar y 4) tecnologías del yo para construirlo y procurarlo.

Si hacemos una exploración más profunda, con base en el modelo que presenté en el libro Multi-ser (2021), podríamos categorizarlas como enlisto a continuación según las facultades y motivaciones biológicas del Homo sapiens.

Acompaño a estas tecnologías del Ser con el prefijo supra para marcar su nivel más alto de apoyo.

Tecnologías supraemocionales: sistematizadas para detonar sentimientos positivos inmediatos. Por ejemplo, fármacos.

Tecnologías suprarracionales: configuradas para correlacionar causas y efectos. Por ejemplo, calculadoras, computadoras y el método científico.

Tecnologías supracreativas: creadas para fusionar pensamientos intuitivos y racionales que impactan dentro y fuera de la mente. Por ejemplo, la música y el arte.

Tecnologías supraespirituales: preparadas para procurar la resistencia y prevalencia de la vida entera. Por ejemplo, el desarrollo de energías sustentables no invasivas para los ecosistemas vitales.

Tecnologías suprainstintivas: diseñadas para conseguir tendencias de comportamiento programadas genéticamente como dominación, pertenencia, placer sensorial, control, descubrimiento, protección, aprendizaje, poder, altruismo cooperativo, comunicación, trascendencia y reconocimiento. Por ejemplo, medios de difusión, estrategias de propaganda y armas.

Todas ellas atienden a diferentes fuerzas biológicas germinales que las impulsan.

Con este contexto, es posible comprender que todas las tecnologías creadas por el hombre tienen un origen motivacional (etiología) y un propósito (teleología) implícitos. Obtener claridad sobre ambas determinaciones es crucial para asegurar que su uso y desarrollo realmente defienden el bienestar.

Por lo tanto, ¿podríamos establecer el carácter benéfico o adverso de las últimas tecnologías?

Lo que logramos identificar fácilmente es que la gran mayoría de las herramientas tecnológicas surgen con el fin de satisfacer deseos instintivos egoístas, por eso son tan peligrosas. Empero, aquí viene el giro virtuoso; bien podemos servirnos de dicho ímpetu individualista que les dio origen para fines más trascendentes. La tecnología no es buena o mala por sí misma; es un medio que opera para bien o para mal.

¿Seremos capaces, como humanidad, de dar ese giro tan urgente?

Con base en los últimos acontecimientos históricos, vamos en la dirección equivocada, pero aún es posible reajustar.

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Entonces, las técnicas modernas existentes que nos permiten comunicarnos instantáneamente a través de largas distancias, llegar a otros planetas, resolver cálculos inmensamente complejos, simular realidades (metaverso), dar comandos a los sistemas de cómputo con solo pensamientos (interfaces cerebro-computadora) y confeccionar aliados automatizados para procesar información en niveles nunca antes vistos (inteligencia artificial) son éticamente neutros y se convertirán en cómplices convenientes siempre y cuando se usen para proteger la pugna biológica primaria de proteger la vida y su prevalencia.

Así es como los diferentes niveles del Ser podrán conquistar su razón de existir más penetrante, trabajando en equipo para modelar un futuro fértil lleno de expresiones vitales que se niegan a desaparecer en un entorno caótico que los condena a la desintegración.

Las tecnologías del Ser han sido y son un necesario para resistir y prevalecer; hagamos ahora un esfuerzo creativamente consciente para llevar esta inercia al siguiente nivel evolutivo.

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Nota del editor: Juan Carlos Chávez es Profesor de Creatividad y Bioeconomía (Genética, Neurobiología, Biofísica y Psicología en un contexto económico) en el sistema UP/IPADE y autor de los libros Inteligencia Creativa (2022), Multi-Ser en busca de sentido (2021), Psico-Marketing (2020) y Creatividad: el arma más poderosa del Mundo (2019). Es director de www.G8D.com Agencia de Comunicación Creativa y consultor de cientos de empresas nacionales y transnacionales. Síguelo en Facebook , Instagram y LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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