En momentos de incertidumbre política o económica en México, la estrategia de dolarización ha sido común. Aunque ha preservado patrimonios en situaciones extremas, como en 1994, a largo plazo ha resultado ser una estrategia de rendimiento inferior a invertir en deuda mexicana debido a que el diferencial de tasas que México ofrece sobre Estados Unidos, más que compensa la depreciación del peso.
Analizando los períodos electorales, los 100 días antes y después de cada contienda presidencial, observamos una tendencia constante: el peso suele depreciarse frente al dólar, especialmente entre los 60 días previos y los 5 días antes de la elección, dependiendo del nivel de incertidumbre. Tomando como base el tipo de cambio actual de aproximadamente 17.12 pesos por dólar, el escenario menos volátil de 2006 nos llevaría a un tipo de cambio de 18 pesos por dólar 20 días antes de la elección, mientras que, los escenarios más volátiles de los años 2012 y 2018 implicarían una depreciación hasta de 19.3 pesos por dólar.
Aunque la historia no siempre se repite, tiende a ofrecer pistas. Sin embargo, resulta interesante que cualquier depreciación tiende a revertirse conforme se acerca la elección y se disipa casi totalmente después de esta. Esto sugiere que dolarizarse no es necesariamente la mejor estrategia para inversionistas con una visión de mediano o largo plazo, en especial para aquellos de perfil conservador o moderado que, al hacerlo, pasarían por alto tasas de interés muy atractivas.
La situación económica reciente y los factores que han fortalecido al peso, como el aumento en remesas, el turismo internacional, la presencia de nómadas digitales, el nearshoring y la amplia brecha de tasas de interés entre México y Estados Unidos, plantean una pregunta crucial: ¿Marcará 2024 una excepción? Si así fuera, mantenerse en pesos y aprovechar las tasas de interés atractivas sería lo más recomendable.
En el menos optimista de los escenarios, con un peso que parece muy sobrevaluado y el mayor déficit fiscal de los últimos 30 años, ¿será que el peso continúa con su dinámica electoral de 'botar'? Pero como dice el dicho y se ha repetido en la historia del peso en años electorales: todo lo que sube, tiene que bajar.