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#Entrelíneas | Líderes, entiéndanlo, el futuro es de libertades

Hay una necesidad de reconfigurar ya las estructuras de poder, pero la gran pregunta está en descifrar si en verdad hay voluntad para que ello ocurra.
mar 19 marzo 2024 06:06 AM
Líderes, entiéndanlo, el futuro es de libertades
Los líderes sí o sí tienen que ser catalizadores del cambio en sus empresas y en la sociedad, señala Jonathán Torres.

Hay un problema que la humanidad padece desde hace más de 300 años: el agotamiento del liderazgo jerárquico. Hasta la fecha, los capitanes de empresas toman decisiones rígidas, lentas, ineficientes, poco inclusivas, lo que provoca la conformación de equipos con poca motivación y mucho miedo. De seguir así, serán simples convidados de piedra ante un cambio que ya no tiene reversa.

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Salvador Alva, quien arrancara su carrera profesional en Cervecería Moctezuma, para después fungir como Presidente para América Latina de PepsiCo y Presidente del Tecnológico de Monterrey, publicó recientemente el libro “Lo que un líder no debe delegar”, dirigido a los jefes que buscan reinventar su liderazgo para que su organización innove, sea creativa y tome las decisiones en equipo.

Al margen de la interpretación con la que arranca esta historia, que se deriva de su reciente libro, Salvador Alva comparte algunas reflexiones en torno de la evolución que ha tenido el significado de la autoridad, las resistencias de la cultura empresarial mexicana para adaptarse a un mundo turbulento y cambiante, y los caminos para permitir que las transformaciones sean obra y gracia de todas las mentes posibles…

Las conceptualizaciones alrededor de la autoridad y el poder se han resignificado a lo largo de la historia de la humanidad.

Así, en los orígenes de la civilización, los liderazgos de las tribus recaían en los patriarcas de las familias reales que le decían a un pueblo cuál era el camino a seguir. Después, el poder se materializaba a través de la acumulación de territorios, lo que dio paso a la conformación de grandes ejércitos cuya única misión era invadir al otro; junto con los tiempos en los que estaba permitida la propiedad privada sobre los seres humanos.

De algún modo tuvo lugar un punto de inflexión hace más de 250 años con la Revolución Industrial, cuando la civilización de entonces encontró una vía de sustituir de manera más eficiente las manos de los seres humanos a través de las máquinas y, partir de ahí, empezó a construirse la vinculación entre el desarrollo de empresas como motor económico.

Pero, en realidad, el poder estaba en el que tenía la capacidad de producir luz, tener los ferrocarriles, construir caminos, las máquinas para la generación de capital. En el fondo, la mayoría de las personas seguían siendo súbditas al servicio de los dueños del capital.

Internet vino a tirar todo lo que estaba sobre la mesa pues encontramos una forma de conectarnos y acceder a los mercados globales. Con ello, el poder dejó de estar en las máquinas y ahora las mejores mentes y talentos pueden marcar grandes y notables diferencias.

Las sociedades están evolucionando en medio de claroscuros dado que, por un lado, hay dos elementos que pronuncian su retraso como es la gobernanza y la educación; al tiempo que cada día que avanza es más pronunciado el llamado a garantizar las libertades de las personas, que finalmente las dotan de creatividad y un sentido de colaboración.

Este cambio está golpeando todos los días y en muchos contextos a las estructuras de poder. “Las organizaciones con la mentalidad de jefe súbdito, donde el líder da miedo e inspira temor, están enfermas y morirán. Yo creo que estamos en una época donde los liderazgos jerárquicos ya no jalan”, expresa Salvador Alva.

México está en un nivel muy incipiente de desarrollo, afirma. “Nosotros hoy todavía estamos en organizaciones en donde le hacemos el trabajo a otro. Cuando decimos que somos el país que más exporta televisores pues, sí, fabricamos los monitores y armamos las cajitas. La verdad es que nos dan un pedazo de costo de la mano de obra, más un remanente para que tengamos un beneficio del capital. Es todo”.

Bajo esos términos, hay una necesidad de reconfigurar ya las estructuras de poder, pero la gran pregunta está en descifrar si en verdad hay voluntad para que ello ocurra. Las cúpulas empresariales siguen en manos de los mismos nombres y hombres de siempre. ¿Qué podría venir a refrescar el ecosistema empresarial? El emprendimiento donde ya hay jugadores relevantes, pero aún persiste una dinámica en la que éste no puede florecer por las dificultades que enfrenta a su paso.

“Los líderes en México no detectan que hay una crisis de liderazgo porque piensan que son muy buenos. El gran problema es que este tipo de liderazgos no muere porque en México el emprendimiento no puede ser formal porque es tan compleja la formalidad que los dejamos en la informalidad. Entonces, hoy vivimos en un país atrapado por un grupo de poder que no tiene competencia”, acusa Salvador Alva.

Por lo visto, es difícil un cambio en el mindset empresarial pero, sin caer en romanticismos, aún en entornos complicados todo es posible. Los líderes sí o sí tienen que ser catalizadores del cambio en sus empresas y en la sociedad. Para ello, también, se necesita promover una cultura donde los líderes se ganen la confianza y respeto de sus equipos, y ofrezcan soluciones a los grandes problemas de la humanidad.

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“Los adultos ya no la vamos a hacer porque tenemos una aversión al riesgo y entonces podemos mantener el status quo. Es momento de soltar a las nuevas generaciones. La energía del país puede estar en lo que yo llamo ‘E al cuadrado’, educación y emprendimiento como motor de una economía”, sugiere Salvador Alva.

No hay un reloj de arena que determine el tiempo fatal para cambiar el estado de las cosas. Habrá líderes que entiendan que la autoridad ya está pulverizada, pero también seguirán existiendo aquellos que piensen que los dueños del mundo son ellos y solo ellos. Con todo y la evolución natural de la sociedad, habrá quienes resulten ser los grandes protagonistas de los cambios y otros que, simplemente, se perderán.

¿Cuál es el lugar que cada quién pretende asumir en la historia?

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La política también requiere cambios en sus patrones de conducta.

La narrativa política puede ser muy pegajosa, pero lo más complejo es ejecutar lo que tanto se pregona. Lo que habría que hacer es apostarle no a la persona sino al equipo que la acompañe. Si lo que tenemos son líderes jerárquicos, la probabilidad de éxito es muy baja. Por lo tanto, no habría condiciones para salir de la ratonera.

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Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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