La “tecnología disruptiva” es aquella que innova de tal manera que es capaz de transformar la manera en que interactúan y toman decisiones industria, empresas y consumidores. Por lo general, dicha tecnología presenta nuevas oportunidades y beneficios al mercado, sin embargo, sus impactos de largo plazo pueden llegar a ser imprevistos e incluso negativos.
El abuso de las importaciones en pequeño, un reto para el comercio exterior
La tecnología móvil ha sido instrumental en proporcionar servicios “disruptivos” que representan una nueva manera de adquirir productos o servicios. Las plataformas de ventas en línea como Temu, Shein, AliExpress, entre otras, han logrado establecer un canal directo entre productores en China y consumidores alrededor del mundo, ampliando la gama de productos disponibles, a precios muy por debajo de opciones o alternativas locales.
A simple vista esto sería de enorme beneficio para ambos, ya que establece una vía directa y sin intermediarios. Sin embargo, debajo de este modelo de negocios se esconde una práctica que podría crear distorsiones en el mercado y ocasionar consecuencias negativas en el largo plazo para el país receptor.
En el caso de las compañías antes mencionadas, así como otras de su tipo, el envío de paquetes desde China pasa por debajo del radar de las aduanas mexicanas, debido a que son productos de bajo valor y, por ello, se encuentran amparadas bajo el principio de "de minimis." Dicho principio está contemplado en la ley mexicana y permite que mercancías con un valor inferior a los 50 dólares estadounidenses (USD) estén exentas de impuestos, aranceles o formalidades aduaneras. Esto significa que todos los paquetes recibidos desde el extranjero que cumplan con esta condición tendrán un camino libre y sin impuestos, reduciendo así el costo total ante el consumidor final y obteniendo una gran ventaja sobre cualquier competencia.
Desde una perspectiva jurídica estas empresas no están violando ninguna ley, sino aprovechando una laguna legal y explotándola para lograr exportar altos volúmenes de mercancías, distribuyéndolas en paquetes con valor inferior a los 50 dólares. Desde una posición económica, sin embargo, dichas importaciones, al estar libres de gravámenes y pagos arancelarios, tienen la capacidad de distorsionar las dinámicas de mercado de manera similar a algunas prácticas tipificadas como “desleales” en el comercio internacional.
Además, la situación política es también delicada ya que, al señalar específicamente a empresas chinas, cualquier cambio normativo podría llegar a interpretarse como una práctica discriminatoria, mientras se permite que empresas como Amazon y eBay mantengan sus operaciones con normalidad.
En Estados Unidos esta dinámica comercial ha atraído mucha más atención, ya que el umbral para de minimis es de 800 dólares y, con base en ello, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en Inglés) registró más de 1,000 millones de paquetes que ingresaron bajo este régimen durante 2023. Como consecuencia, una coalición de asociaciones manufactureras, sindicatos, así como otras partes interesadas se ha conformado para exigir cambios que atiendan esta laguna legal. Mientras tanto, en México, la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaive) se ha pronunciado al respecto, advirtiendo sobre los riesgos para su industria e indicando que, tomando en cuenta sólo el IVA, el país podría estar perdiendo hasta 38,000 millones de pesos en recaudación.
Entonces, ¿qué podemos esperar en un futuro próximo? Primero que nada, el principio de minimis jamás contempló los avances tecnológicos que ahora hacen posible estas dinámicas comerciales, las cuales están ocasionando una competencia ventajosa que podría considerarse desleal. Históricamente, el principio tiene como propósito facilitar el movimiento de mercancías de bajo valor a través de las fronteras sin imponer costos y procesos excesivos. Sin embargo, los avances en tecnología móvil, transportación y procesos de paquetería han permitido un crecimiento exponencial de importaciones de este tipo, las cuales podrían tener consecuencias similares al Efecto Walmart, en donde comercios locales son incapaces de competir con el autoservicio y, eventualmente, fracasan.
Es necesario que se reconozca la práctica y los potenciales problemas que podría generar la importación masiva de productos en línea, ya que, además de la pérdida de ingresos tributarios e impacto al comercio nacional, estas importaciones están también burlando las formalidades aduaneras que verifican el cumplimiento de requisitos no arancelarios, poniendo en riesgo la salud y bienestar de los consumidores. Por ello, aún cuando es un fenómeno complejo que podría afectar al consumidor, es importante que las autoridades públicas estudien a fondo este fenómeno, para evaluar su impacto real.
Vivimos en un mundo en donde el crecimiento tecnológico es exponencial y, con frecuencia, avanza a un ritmo mucho más veloz que la normatividad jurídica necesaria para regular su progreso responsablemente. Lo anterior es parte de lo que hace a la tecnología disruptiva una navaja de doble filo y, debido a ello, representa una imperativa que debe enfocarse en prever y no solo en atender o corregir.
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Nota del editor: Marco A. Pinal Bremer es Coordinador de la Licenciatura en Negocios Internacionales en CETYS Universidad. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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