Generalmente, la gente relaciona la disciplina con autoridad o restricción, y por tanto, se resiste a implementarla; sin embargo, la disciplina implica el saber controlar las acciones y actitudes para lograr un resultado deseado, ya sea en el ámbito personal, profesional o en cualquier otra área de tu vida. La disciplina ayuda a ser consistente, perseverante y determinado para alcanzar tus metas.
El punto de partida para disciplinarte es establecer objetivos, lo que te mantendrá claro en qué y el por qué debes cumplir las tareas y actividades que te propongas. Es necesario que utilices una agenda en la que describas, diariamente y de manera detallada, las actividades y horarios que tienes que llevar a cabo. Del mismo modo, debes de establecer rutinas que coadyuven con el cumplimiento de tus objetivos, por ejemplo, si quieres convertirte en un vendedor exitoso, en tus rutinas debes de incluir horas de sueño, ejercicio, tiempo para comer, lectura, entrenamiento, horas de prospección, tiempo administrativo, tiempo para seguimiento a clientes, esparcimiento o reuniones sociales, entre otras, así tendrás claridad y confianza, pero sobre todo, te ayudará a cumplir con tus objetivos.
Es recomendable que cada viernes revises si cumpliste con lo planeado y diseñes la agenda de la semana siguiente. En la medida en que seas constante con el uso y planeación de tu agenda, podrás establecer una rutina que, con el tiempo, se convertirá en un estilo de vida. Si te tomaras el tiempo para entrevistar a cinco personas exitosas, podrías saber que el ser disciplinados ha sido una de las claves para estar en ese lugar.
Por otra parte, la sistematización es un proceso que te permite realizar, de manera más sencilla, cada una de las actividades o tareas que te propones; tiene que ver con el orden, la limpieza, la clasificación y, también, con la utilización de herramientas mecánicas o tecnológicas para realizar dichas actividades. Por ello, debes poner en orden tu armario, el baño, el librero, tus archivos, la cocina y tu bodega. Es recomendable asignar un lugar y espacio a cada cosa, para que cuando las requieras, no pierdas tiempo en buscarlas.
Te sorprendería el tiempo que pierde la gente al escoger, planchar y ordenar, en el último momento, la ropa que va a vestir; de la misma manera, sucede al buscar la información, el catálogo o la propuesta que se va a presentar al cliente. Por ello, cuando tengas todo en orden, cerciórate de que además de estar ordenado, esté listo para utilizarse. Una vez que limpias, ordenas y clasificas, recuerda el no abandonar estos hábitos.