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Un llamado urgente para el desarrollo sostenible

La agenda 2030 de la ONU ha servido para marcar el rumbo desde el 2015 tanto a gobiernos, como a empresas y a organizaciones de la sociedad civil para comprometerse con el desarrollo sostenible.
mié 10 julio 2024 06:02 AM
Desarrollo sustentable y sostenible van de la mano porque comparte el mismo objetivo preservar los recursos del planeta..jpg
De las metas establecidas en la agenda 2030 de la ONU, sólo alrededor del 17% van por buen camino para cumplirse, cerca de la mitad de éstas presentan avances mínimos o moderados, y en más de una tercera parte el progreso se ha estancado o incluso presenta un retroceso, apunta Jorge Reyes Iturbide.

A seis años de que se cumpla el plazo para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, las expectativas para su cumplimiento no son alentadoras, según lo refleja el más reciente informe de progreso presentado a finales de junio por el propio Secretario General de la ONU.

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Dicha agenda global ha servido para marcar el rumbo desde el 2015 tanto a gobiernos, como a empresas y a organizaciones de la sociedad civil para comprometerse con el Desarrollo Sostenible y avanzar de manera colectiva durante quince años en torno a 17 ODS que abarcan desde la reducción de la pobreza y el hambre, hasta la construcción de una cultura de paz y la generación de alianzas en pro de este desarrollo, pasando por temas como la educación de calidad, la equidad de género, el crecimiento económico, la construcción de comunidades sustentables, la producción y el consumo responsable, la transición energética, la conservación de ecosistemas, entre otros.

A pesar de que a nivel mundial se tienen avances importantes en algunas metas, como por ejemplo la reducción en la tasa de mortalidad de niños menores de 1 año, la incidencia de las infecciones por VIH y el costo de las remesas, o el aumento en el acceso al agua y el saneamiento, a la energía limpia y a la banda ancha móvil, resulta que, a la fecha, del total de metas establecidas, sólo alrededor del 17% van por buen camino para cumplirse, cerca de la mitad de éstas presentan avances mínimos o moderados, y en más de una tercera parte el progreso se ha estancado o incluso presenta un retroceso.

Y aunque hay diversos factores que han influido negativamente en estos resultados, lo que más los ha afectado ha sido la combinación de la pandemia de Covid-19 y sus secuelas, con el creciente número de conflictos armados alrededor del mundo, las tensiones geopolíticas y comerciales que se han detonado entre países y regiones, y los efectos cada vez peores del cambio climático.

Ante este escenario, hoy más que nunca resulta indispensable hacer un nuevo llamado a todos los sectores (público, privado y social) para honrar sus compromisos, redoblar esfuerzos en torno a los 17 ODS, tratar de avanzar lo más que se pueda de aquí al 2030 y replantear lo que sea necesario para continuar con este proceso más allá de esta fecha límite; y de esta manera buscar estar más cerca del tan anhelado desarrollo sostenible.

Esto sin duda no es tarea sencilla, y requiere un trabajo coordinado y a gran escala a favor del bien común en donde prevalezca la paz y la seguridad por encima de los conflicto y la violencia; en donde el financiamiento para el desarrollo sostenible se vuelva una prioridad y se destinen mayores recursos para la cooperación internacional, en particular para el apoyo a los países menos desarrollados; y en donde el foco se ponga en aquellas acciones transversales y transformadoras que impacten positivamente a varios de los problemas sociales, ambientales y económicos al mismo tiempo, enfocándose en la alimentación la energía, la protección social, la crisis ambiental y la conectividad digital, como sugiere el mencionado informe 2024 de la ONU.

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Si bien hoy nos encontramos ante este reto mayúsculo, no debemos desanimarnos y “tirar la toalla”, sino motivarnos a hacer una aportación desde los individual, cambiando hábitos por aquellos más sustentables, exigiendo a las empresas una mayor responsabilidad social y a los gobiernos mejores políticas públicas en la materia, tratando de influir positivamente en nuestras familias, amigos, vecinos y conocidos, o simplemente informándonos y educándonos sobre el desarrollo sostenible. Cada una de estas pequeñas acciones puede tener un potencial enorme si se juntan con las de las demás personas, pero requieren de compromiso real y trabajo continuo. ¡Aún hay tiempo!

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Nota del editor: Jorge Reyes Iturbide es especialista en responsabilidad social empresarial y desarrollo sostenible y desde hace 19 años ha trabajado para diversas empresas y organismos nacionales e internacionales en proyectos de investigación, consultoría, desarrollo de estándares y educación ejecutiva en la materia. Actualmente es Director del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac (IDEA) de la Universidad Anáhuac México. Síguelo en Twitter y LinkedIn Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamete al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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