El capitalismo consciente no es solo un faro en medio del caos, es el motor que nos reta a ir más allá del status quo. No se trata de tener una frase inspiradora colgada en la pared, sino de tener una razón para existir y llevarla a todos los aspectos de nuestra empresa, ¿por qué hacemos lo que hacemos? Más que una misión es una declaración de guerra contra la arquetípica tradición empresarial.
Para que el propósito realmente funcione debe estar íntimamente conectado con el mercado y centrado en un problema. Es fundamental que elijas un mercado y te enamores de uno de sus problemas para crear soluciones innovadoras. En las startups, esta conexión es clave: cuando tú y tu equipo se comprometen apasionadamente a resolver un problema, el propósito se convierte en una fuente inagotable de energía.
La dualidad del jinete y el elefante
Para explicar el valor del propósito recurriré a la metáfora del jinete y el elefante de la que se habla en el libro “Switch”. Nuestro lado emocional es un elefante y el racional, su jinete. El primero busca la gratificación inmediata, el segundo tiene la capacidad para ver a largo plazo y planificar.
Montado sobre el elefante, el jinete sujeta las riendas y parece ser el líder, sin embargo, su control es frágil. En el mundo de los negocios, y especialmente en el de las startups, es esencial alinear nuestra razón con nuestra motivación y para lograrlo está el propósito, sólo a través de él podrás superar la cantidad infinita de crisis que tendrás en el camino del emprendimiento.
Ego & eco
Un reto fundamental, al delinear nuestra estrategia de negocios, está en la lucha entre el ego (sistema) y el ecosistema. Platicando con Thomas Eckschmidt, cofundador del movimiento de Capitalismo Consciente y autor de varios libros sobre el tema, reflexionar sobre esta dicotomía es quizás el mayor desafío que enfrentan las empresas.
A riesgo de poner el dedo en la herida, la pregunta que debemos hacernos es: ¿en qué medida nuestro ego y nuestro “eco” guían las decisiones en la empresa? Esta lucha interna entre el ego, que representa el enfoque centrado en uno mismo y el ecosistema, que aboga por el progreso colectivo, es crucial.
Durante mucho tiempo, el capitalismo tradicional ha estado dominado por el ego, priorizando la ambición del inversionista o del CEO. Este enfoque ha llevado a decisiones impulsadas por el beneficio personal, donde el éxito se mide en términos de ganancias individuales, sin considerar el impacto en la comunidad.
El capitalismo consciente busca cambiar esta realidad. Las empresas ya no pueden prosperar si solo se centran en el ego. El verdadero éxito está en cómo una empresa puede generar valor no sólo para sí misma, sino también para su equipo, clientes, cadena de proveeduría y sociedad.