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¿Por qué necesitamos más científicos emprendedores?

El gran reto que tienen científicos mexicanos, tristemente no comienza en el ámbito laboral, sino desde el académico, donde la formación universitaria suele estar orientada a formación de empleador.
jue 23 mayo 2024 05:58 AM
¿Por qué necesitamos más científicos emprendedores?
¿Cómo podemos formar científicos con visión de mercado que puedan colocar innovaciones en el panorama mexicano y luego en el internacional?, plantea Jorge Sánchez García.

Tony Stark, el científico tras la máscara de Ironman, es el arquetipo del genio empresario que todos tenemos en la cabeza. Es una mente brillante e innovadora que sabe desarrollar tecnología para los problemas más apremiantes y además tiene las skills necesarias para dirigir una compañía sumamente exitosa. Pero esto solo es posible en el mundo de los superhéroes; en la realidad esto es posible, pero poco probable.

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El gran reto que tienen los científicos mexicanos, tristemente no comienza en el ámbito laboral, sino desde el académico, donde la formación universitaria suele estar orientada a formación de empleador. Aquí quiero ser muy claro: estudiar para trabajar en una gran corporación no tiene absolutamente nada de malo y es el sueño de muchos, el verdadero problema es que la universidad olvida enseñarles a los jóvenes científicos que hay otra alternativa: que ellos se conviertan en los creadores de empresas, que sean ellos mismos los que salgan a resolver problemas y crear soluciones maravillosas para dar empleo a otras personas.

Por otro lado, tenemos una cultura empresarial sumamente orientada al comercio. Los grandes empresarios son comerciantes. Entonces, ¿en dónde están las oportunidades para los científicos? Tenemos dos cosas a favor: en primer lugar nuestra cercanía con Estados Unidos; y en segundo, una sólida cultura de negocios basada en el modelo de las startups, en donde las Deep Tech ya lograron un valor de 8,000 millones de dólares (mdd) en toda América Latina, según el BID.

Una legión de científicos visionarios

A nivel región, México es uno de los mercados más grandes de LATAM, muchas de las startups de Sudamérica llegan a este país por su enorme potencial; además, hemos sido cuna de unicornios como Kavak, pero en materia de Deep Tech, estamos quedando muy por debajo de otras naciones.

Por ejemplo, Argentina, Brasil y Chile tienen el 30%, 30% y 19%, respectivamente de este mercado; mientras que en México tenemos sólo el 9%. Sobre este tema, Martha Laura López, Operational Partner en Zentynel (quien conoce como pocos la inversión en startups y el ecosistema de la región), me decía que el gran reto de los fondos es que no pueden invertir en ideas, ni en patentes, sino en empresas constituidas que ya tengan validado un modelo de negocio y una solución a un problema. La pregunta aquí es ¿cómo podemos formar científicos con visión de mercado que puedan colocar innovaciones en el panorama mexicano y luego en el internacional?

La respuesta está en generar una sólida base de startups Deep Tech que puedan acceder a financiamiento y multiplicarse como lo hicieron las fintech. Hoy LATAM tiene grandes compañías potenciales como NotCo, Bioceres o Establishment Labs.

Con las fintech eso pasó: se funda Kueski, kubo.financiero, PayPal, el director general de PayPal funda Clip y resulta un unicornio de 1,000 mdd, pero no existiría Clip sin Paypal. Lo que necesitamos para tener una legión de científicos empresarios es abrir una brecha para una nueva industria, beneficiarnos de ella y salir a competir globalmente.

En teoría suena sencillo, pero en la práctica no lo es tanto. Algo que no debemos dar por hecho es que el científico no tienen que saberlo todo, ni está obligado a tener o a aprender las skills de emprendedor, lo único que necesita es la visión de que sus innovaciones y desarrollos tienen potencial en la medida en que haya oportunidad de mercado, y para encontrarla y desarrollar un modelo de negocio, siempre puede buscar a un socio que se encargue de esa parte, como lo hicieron Larry Page y Sergey Brin en su momento, contratando a un Eric Schmidt, mientras ellos genios de tecnología se encargaban de hacer lo que mejor saben.

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Algo que Martha siempre comenta de forma acertada es que lo que están haciendo increíblemente bien países como Chile o Argentina es que gracias a figuras como los venture builders o incubadoras, los científicos que logran conectar con cofundadores de negocios y adquirir una visión de mercado para construir una empresa, aprenden a levantar capital para hacer crecer su compañía, y hoy por hoy vemos a estas naciones a la cabeza del sector Deep Tech en LATAM.

En México hay mercado, problemas hasta para repartir y una economía lo suficientemente poderosa para ser semillero de un sin fin de estas empresas. Es hora de que los científicos mexicanos se vean a sí mismos como agentes de cambio y líderes empresariales capaces de inspirar a las generaciones futuras y de ser los pioneros de una industria que ya está a punto de dejarnos atrás como país.

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Nota del editor: Jorge Sánchez García es socio director de Apolo 25. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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