La ciberseguridad se ha convertido en una prioridad indiscutible para empresas de todos los sectores en México. Un informe reciente de PwC muestra que los líderes empresariales ven con gran preocupación el aumento de ataques a dispositivos y filtraciones de datos. En este panorama, el sector asegurador enfrenta un reto particular: proteger la información sensible de los clientes, cuya seguridad está intrínsecamente ligada a la estabilidad operativa de las empresas.
Ciberseguridad, un compromiso compartido entre aseguradoras y clientes
Los datos oficiales no dejan lugar a dudas. Desde 2023, los fraudes cibernéticos han incrementado drásticamente, representando el 71% del total de fraudes en el país, generando pérdidas por más de 20,000 millones de pesos en reclamaciones, según cifras de la Secretaría de Hacienda y la Condusef.
No obstante, este desafío no puede ser enfrentado por las aseguradoras en solitario, es importante que tanto las empresas como los clientes implementen ciertos principios básicos de seguridad con el fin de mitigar los riesgos de esta índole.
Revisión de certificaciones de seguridad: Las certificaciones internacionales son un indicativo de que una empresa sigue prácticas rigurosas para la protección de información. Por ejemplo, la ISO 27001 garantiza la gestión adecuada de riesgos en la seguridad de la información, mientras que la PCI-DSS protege datos financieros vinculados a pagos, un aspecto crítico en las transacciones digitales.
Además, contar con la certificación de Protección de Datos Personales, conforme a la Ley Federal de Protección de Datos Personales (LFPDPPP), asegura un manejo legítimo y controlado de la información personal.
Transparencia en el manejo de datos personales: La claridad en cómo las empresas tratan y resguardan la información personal es fundamental para construir confianza. Al contratar servicios, los clientes deben entender cómo sus datos son utilizados y qué medidas se implementan para su protección, mediante avisos de privacidad accesibles y comprensibles.
Verificación de identidad de los agentes de seguros: Los clientes deben cerciorarse de que los agentes de seguros con los que interactúan estén registrados en organismos oficiales como la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF). En HDI, contamos con un área de verificación para asegurar que las credenciales de los agentes sean válidas y estén vigentes.
Transacciones solo en plataformas oficiales: Es vital realizar todas las transacciones financieras en las plataformas oficiales de las compañías y asegurarse de que el sitio esté certificado con un SSL (indicativo de https://) y otros sellos de seguridad. Nunca se debe realizar un pago a cuentas de personas físicas; esto suele ser un indicador de posible fraude.
Herramientas para la protección del cliente: Algunas empresas han desarrollado varias herramientas digitales para mejorar la seguridad y confiabilidad en sus operaciones. Por ejemplo, a través del aplicativo CODA en WhatsApp, los clientes pueden verificar el estatus de su póliza y efectuar pagos mediante enlaces seguros.
Uso de Inteligencia Artificial (IA): Se ha observado que la integración de IA en las operaciones de la compañía ha sido clave para detectar patrones sospechosos en tiempo real, además de agilizar tiempos de respuesta ante posibles incidentes. Como resultado, se registra un historial sólido en la protección de datos personales.
Es verdad que las amenazas son cada vez más sofisticadas, lo que exige a las aseguradoras redoblar sus esfuerzos para blindar la confianza de sus clientes, sin embargo, es un compromiso mutuo que requiere tanto la inversión y la innovación de las aseguradoras como la conciencia y la precaución de los clientes.
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Nota del editor: Juan Ignacio González es Director General de HDI Seguros. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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