Es fundamental que realices una evaluación a cada miembro de tu equipo de manera individual, esto te servirá para conocer y analizar qué capacidades y necesidades tienen, en qué nivel de competencia se encuentran y qué tanta confianza le tienes a cada uno basándote en las tareas que les asignaste. También te será de gran ayuda porque podrás identificar qué los motiva y en qué área se desarrollan mejor o en cuáles se adaptan con más facilidad.
Los líderes con esta información pueden ajustar su estilo para brindarles el soporte adecuado a cada persona y darles así la oportunidad de que puedan dirigir alguna área, apoyar a otros colaboradores, delegarles tareas más importantes, de mayor jerarquía o con un grado de responsabilidad superior, según sea cada caso o situación.
Cuando tu equipo no cuenta con la suficiente aptitud y experiencia, en vez de pensar en cambiarlos, los puedes desarrollar implementando el modelo de liderazgo situacional, con este estilo tú serás el que toma las decisiones y da instrucciones claras de tareas específicas para cada miembro, este es adecuado y se utiliza sobre todo porque tu equipo tiene poca competencia, ya que no cuenta con la experiencia necesaria para el desarrollo de tareas específicas.
Este modelo promoverá el crecimiento del equipo proporcionándoles el apoyo adecuado para cada etapa de su desarrollo, los mantendrá motivados, lo que les permitirá lograr resultados extraordinarios.
La comunicación abierta y el feedback son formas efectivas con las que puedes lograr mantener un diálogo constante con todos los miembros de tu equipo de trabajo para comprender cómo se sienten respecto a las instrucciones, indicaciones o tareas que están recibiendo; esta información te ayudará a hacer ajustes dependiendo de cada situación que se presente; recuerda que con la retroalimentación en forma frecuente identificas las problemáticas que se están presentando, logrando así tomar decisiones de manera temprana para que el rendimiento y la satisfacción del equipo continúe por un buen camino.