La educación superior es una etapa decisiva en la vida de los jóvenes, ya que les permite descubrir y desarrollar sus pasiones para aplicarlas en su vida profesional. Sin embargo, este periodo no solo marca el inicio de la trayectoria laboral en la vida adulta, sino que también sienta las bases de su contribución futura a la comunidad.
Cómo el arte y la cultura enriquecen y transforman la formación universitaria
En este sentido, los representantes del sector deben reconocer que la enseñanza universitaria no puede limitarse únicamente a la transmisión de conocimientos técnicos. Por el contrario, debe ser una etapa de desarrollo integral que brinde a los estudiantes la oportunidad de explorar y potenciar sus habilidades en múltiples dimensiones.
Es esencial que quienes aspiran a ser los profesionistas del mañana en México reciban programas de disciplinas artísticas en su formación, ya que estas áreas cumplen un papel crucial en su desarrollo cognitivo, emocional y social.
La educación artística promueve una visión más rica del mundo y fomenta competencias esenciales como la creatividad, la innovación y el espíritu emprendedor, las cuales son altamente valoradas en el entorno laboral actual y que brindan un factor diferencial en un mercado cada vez más competitivo. Mientras más completa sea la experiencia universitaria que se brinda a los alumnos, mayores serán las oportunidades para el desarrollo de aptitudes que los preparen para enfrentar los retos profesionales al egresar.
En este sentido, el impacto de la cultura no se limita a la preparación como profesionistas. También se destaca como un pilar fundamental en la vida de las personas, al contribuir de manera significativa al crecimiento personal, formando individuos más conscientes, empáticos y capaces de generar un impacto positivo en su entorno, promoviendo valores sólidos y fomentando la construcción de una sociedad más íntegra y ética.
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Las universidades y sus representantes desempeñan un papel fundamental en este proceso: es crucial brindar espacios dedicados a la formación artística y deportiva, de modo que las comunidades estudiantiles adquieran las habilidades sociales y emocionales necesarias para su vida adulta.
Además, la promoción de eventos artísticos y culturales,, así como los deportivos en el ámbito universitario crean entornos dinámicos y abiertos al diálogo que fomentan la conexión y el sentido de pertenencia durante su paso por la universidad.
Al ser una etapa relevante de preparación académica, es crucial que la educación superior se conciba como un proceso enfocado en la formación de mejores profesionales y de mejores seres humanos. Es responsabilidad de quienes forman parte del entorno asegurarse de que las y los estudiantes cuenten con los recursos y espacios necesarios para garantizar que desarrollen su potencial al máximo y se transformen en agentes de cambio positivo en su entorno.
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Nota del editor: Elizabeth Trujillo es directora nacional de Operaciones en Campus de Laureate México, a cargo del Programa Nacional de Experiencia Estudiantil de la Universidad del Valle de México. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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