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Mentoría, un aspecto importante para fortalecer a las mipymes

Es indispensable ampliar los mecanismos que fortalezcan las condiciones para que las empresas sean más sólidas, desarrollen productos innovadores y sigan impulsando el crecimiento de nuestra economía.
mié 25 diciembre 2024 07:00 AM
emprendedor SE
Debemos poner al centro a las personas que hacen posible el negocio: los colaboradores. Ellos representan el negocio ante los clientes y, si los cuidamos, nos ayudarán a obtener mejores resultados, apunta José Medina Mora.

Las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (mipymes) representan el 99% de las unidades económicas a nivel nacional, generan el 70% de los empleos (40 millones) y aportan el 52% del PIB. Sin embargo, a pesar del tamaño de su contribución a la economía, muchas de ellas no trascienden los primeros años de su creación.

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De acuerdo con el Inegi, entre mayo de 2019 y el mismo mes de 2023, en el país nacieron 1.7 millones de establecimientos mipymes y murieron 1.4 millones, la mayoría del sector servicios. Gran parte de estas empresas no desaparecen por falta de talento, sino por factores como debilidad financiera o estructural, poco acompañamiento en modelos de negocio, falta de innovación, liderazgo deficiente, complicaciones con trámites gubernamentales, entre otros.

Por ello, es indispensable ampliar los mecanismos que fortalezcan las condiciones para que estas empresas sean más sólidas, desarrollen productos innovadores y sigan impulsando el crecimiento de nuestra economía.

Un aspecto relevante para fortalecer a estas empresas es la mentoría basada en la experiencia de quienes ya hemos recorrido ese camino. En este sentido, uno de los grandes aprendizajes que he tenido como empresario es contemplar y superar las cuatro pruebas del emprendedor, una metodología que ayuda a identificar puntos clave para trascender en los negocios.

La primera prueba es la de la pasión. Consiste en encontrar primero aquello que nos apasiona y luego buscar la oportunidad. Esto también ayuda a que los miedos naturales al emprender desaparezcan a medida que descubrimos los elementos clave del negocio.

Quien emprende únicamente por una buena oportunidad, sin que esta implique una pasión, podría generar una empresa que no trascienda y solo sobreviva, ya que faltará ese factor que fomente la innovación y el crecimiento. Cerca de 50% de los emprendedores fallan en esta prueba.

La segunda prueba es la del sacrificio disciplinado, que implica estar dispuesto a realizar actividades que no siempre nos gustan, pero que la empresa necesita. Esto demanda sacrificio en tiempo, aprendizaje y seguimiento.

Por ejemplo, toda empresa tiene tres áreas indispensables: comercial, administrativa y operativa. Todas son igual de importantes para que la empresa se sostenga, y quien encabeza el proyecto debe conocerlas, no descuidarlas y asegurar que cada área cuente con colaboradores con los perfiles adecuados. Además, debe guiar los procesos para lograr un equilibrio.

Si no se asume completamente este compromiso, lo mejor es no emprender, ya que, probablemente, se fracasará.

La tercera prueba es la de la rentabilidad, que subraya la importancia de tener claro que, generalmente, los negocios no son rentables en sus primeros años, pero deben aspirar a serlo. La fórmula básica es: ingresos menos egresos igual a utilidad.

El primer paso es generar liquidez y luego ganancias. Esta prueba requiere revisar constantemente los avances y, si es necesario, retroceder para corregir el rumbo.

Los emprendedores suelen fallar aquí cuando se enamoran más del producto que de su rentabilidad, o cuando gastan antes de generar ventas, lo que lleva a malas prácticas que rápidamente conducen al fracaso.

Para superar esta prueba, es fundamental generar ventas superiores a los gastos, cuidar a los clientes que pueden pagar por el producto y asegurar procesos de cobranza efectivos. También es crucial vigilar los márgenes mediante el control de costos y la transparencia en el manejo de recursos.

Además, debemos poner al centro a las personas que hacen posible el negocio: los colaboradores. Ellos representan el negocio ante los clientes y, si los cuidamos, nos ayudarán a obtener mejores resultados.

Por último, esta prueba conecta con el liderazgo: debemos valorar qué tipo de liderazgo queremos asumir, recordando que ser “jefe” no es sinónimo de liderazgo. Este implica dirigir y guiar sin imponer.

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La cuarta prueba es la de la trascendencia, que representa la alineación del proyecto de emprendimiento con la misión personal que le da sentido a nuestra vida. Esto requiere tener clara esa misión desde el inicio y no perderla de vista.

Esta prueba está estrechamente vinculada con la huella que queremos dejar en la sociedad. Asumir el compromiso de compartir nuestro tiempo, experiencia y recursos con la comunidad nos permite multiplicar lo logrado con nuestro proyecto.

Sin duda, hay muchas áreas de oportunidad para fortalecer a las mipymes en México. Darles herramientas que reduzcan la curva de aprendizaje en este camino complejo, pero satisfactorio, es fundamental para consolidar su desarrollo y éxito.

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Nota del editor: José Medina Mora es Presidente Nacional de COPARMEX. Síguelo en X como @JoseMedinaMora y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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