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El fin del fact-checking de Meta, ¿libertad de expresión o desinformación?

La información no verificada exacerba la polarización política, mina los procesos democráticos y erosiona la confianza pública en las instituciones.
mar 11 marzo 2025 06:02 AM
Cómo Meta elimina sus programas de diversidad e inclusión para alinearse con Trump
Si bien la decisión se toma en Meta, con sede en Estados Unidos, sus ramificaciones trascienden las fronteras, apunta Fabrice Serfati.

La reciente decisión de Meta de desmantelar su programa de verificación de datos ha generado una onda expansiva en el panorama mediático global, planteando serias preocupaciones sobre la proliferación de la desinformación. Si bien la decisión se toma en Meta, con sede en Estados Unidos, sus ramificaciones trascienden las fronteras.

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No me mal entiendan, no soy fatalista y no considero esto el fin del mundo. Como buen creyente del emprendimiento considero que crisis es igual a oportunidad, y que de estos cambios, que no considero asertivos por parte de Meta, saldrán posibilidades para las empresas que sepan aprovechar los vacíos de información fidedigna que se están generando.

Pero en mi búsqueda de encontrar emprendedores y empresas más éticas, que promueven la inclusión y el bienestar de sus equipos, esta movida de Zuckerberg, haciendo una genuflexión a los deseos del Trumpismo muestra una organización hueca y sin valores y eso tendrá un fuerte costo para su futuro empresarial en el largo plazo.

Considero que a nivel región deberemos prepararnos para las consecuencias directas que la “x-ificación” de Meta tendrá para el globo.

Por ejemplo, durante las últimas elecciones en México vimos que los procesos de verificación de datos fueron un relativo disuasivo para las campañas de desinformación, pues a pesar de que se mantuvieron en pie los sistemas, hubo deepfakes para afectar a las candidatas, se crearon campañas para crear confusión sobre las fechas de las elecciones, entre otras artimañas sucias. Por otra parte es un hecho que hay grupos criminales incursionando en fraudes cibernéticos a través de la IA y redes sociales.

Si bien es verdad que Mark Zuckerberg en su anuncio a través de IG habló que esto beneficiaría la “libertad de expresión”, en mi opinión esta supuesta ventaja queda eclipsada por los riesgos significativos asociados con una desinformación generalizada.

Una de las preguntas que me vienen a mente cuando escucho el anuncio de Zuck, es si no tiene relevancia para él el hecho de que Meta tenga aproximadamente 3,000 millones de usuarios activos mensuales e ingresos de 117,000 millones de dólares en el 2023 (para referencia el PIB de Noruega en ese mismo periodo es de 125 billones de dólares) y la responsabilidad social que tiene en el contexto social del mundo. Hoy que hablamos de empresas que tienen impacto, Meta se convierte en el perfecto ejemplo de quien elude su responsabilidad social.

Es interesante pensar en los cambios en Meta a la luz del arresto de Pavel Durov, el CEO de Telegram, uno de los únicos competidores de WhatsApp. La detención se dio en Francia tras una acusación de narcotráfico y de permitir explotación infantil en su plataforma. Después de permitirle salir de la cárcel bajo fianza, Telegram hizo algunos cambios en un esfuerzo por reducir la actividad criminal en su plataforma. El principal cambio es que actualizó sus términos de servicio y política de privacidad para indicar que entregará las direcciones IP y los números de teléfono de los usuarios que violen sus reglas a las autoridades en respuesta a "solicitudes legales válidas".

¿Cómo debemos entender entonces la falta de verificación en Meta, cuando por otro lado se exige, al menos en Europa, mayor responsabilidad sobre lo que se comparte? Evidentemente la Europea y la norteamericana son dos políticas muy distintas, dos visiones del mundo diferentes. Pero estas contradicciones deben ponernos en alerta y permitirnos pensar el mundo que deseamos realmente.

Lo sabemos, es muy delgada línea entre privacidad y libertad de expresión y la transgresión de las leyes. ¿Debemos decidir entre una cosa y otra o podemos buscar tener lo mejor de los dos mundos? ¿Qué debemos privilegiar en un país como México? Todas estas cuestiones representan un problema profundo de gobernabilidad y por lo tanto, en el mediano plazo, económico.

Es posible que lo políticamente correcto (ahora llamado peyorativamente como Woke), haya tendido a buscar eliminar los discursos de odio, y ese “eliminar” se pueda confundir con censura, pero estoy convencido que lo “políticamente correcto” o el buscar una comunicación más respetuosa entre comunidades e individuos no ha obstaculizado el crecimiento de la tecnología o la innovación. Sé, por otro lado de primera mano, que lo que sí ha frenado la innovación en Latinoamérica es la ingobernabilidad, la desinformación y la incertidumbre.

El exceso de regulación sí puede ser dañino para la economía y lo he compartido en esta columna anteriormente , puedo entender perfectamente por qué a un nivel primario económico puede parecer la solución eliminar a un estado que regula en exceso, pero también veo que en este caso la eliminación de la verificación profesional de datos se crea un caldo de cultivo para la proliferación de narrativas falsas y propaganda, especialmente durante periodos cruciales como las elecciones.

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La información no verificada exacerba la polarización política, mina los procesos democráticos y erosiona la confianza pública en las instituciones. La propagación de narrativas divisivas a través de las redes sociales puede contribuir a exacerbar la inestabilidad social algo que no nos podemos permitir más en América Latina si queremos que el sector emprendedor de innovación crezca y, sobre todo, que la inversión siga fluyendo hacia nuestros países.

La desaparición de la verificación de datos podría impactar negativamente a las empresas mexicanas que dependen de las plataformas de Meta para su credibilidad y visibilidad. Las pequeñas y medianas empresas, así como los actores políticos más pequeños, podrían sufrir desventajas frente a competidores con más recursos capaces de navegar un entorno saturado de desinformación.

Otro aspecto y consecuencia de esto mismo que será interesante observar es si las marcas que hoy se anuncian a través de Meta seguirán queriendo engrapar su nombre y reputación a un medio que fomenta la polarización. ¿Será que esto mejore el perfilamiento de clientes para las empresas que usan a Facebook e Instagram como herramientas de segmentación de mercado?

Es tiempo quizá de pensar en desarrollar estrategias que mitiguen los impactos negativos de este cambio de política, incluyendo la inversión en programas de alfabetización digital, el fortalecimiento de las organizaciones independientes de verificación de datos. Además de que los medios establecidos tendrán que trabajar el triple por lograr credibilidad en medio de discursos polarizados que también los desacreditan desde la izquierda y la derecha. La posible erosión de los procesos democráticos y la subsecuente estabilidad económica exige un esfuerzo concertado para garantizar la integridad de la información en el ámbito digital y no podemos depender de estos empresarios para hacerlo.

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Nota del editor: Fabrice Serfati es Venture Capitalist experto en negocios disruptivos en Latam, Managing Director and Partner en IGNIA Fund, mentor de emprendedores valientes y sobresalientes. Creador del podcast #ReadToLead y del Founder’s Book Club. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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