El hombre detrás de la inteligencia artificial del ejército de EU
MATT MCFARLAND
WASHINGTON - No hace ni siquiera dos años, Palmer Luckey, el cofundador de Oculus y el antiguo rostro de la industria de la realidad virtual, abandonó Facebook sin pena ni gloria en medio de la controversia sobre su apoyo a un grupo pro-Trump. Ahora, está en vías de una reaparición.
Poco después de su salida de Facebook, Luckey cofundó Anduril Industries, una startup de defensa en el Condado de Orange, California. Su tecnología central, llamada Lattice, utiliza sensores y análisis de datos para, según Anduril, ayudar a que los miembros del servicio militar, de servicios de emergencia y de fuerzas de seguridad estén más conscientes de su entorno. Luckey lo compara con tener habilidades sobrehumanas. Los drones y torres de Anduril sirven como un conjunto adicional de ojos y oídos, al enviar alertas cuando un dron o torre detecta algo cercano, como una persona o un camión.
Latticese está utilizando en la frontera con México, lo que ha llevado a Luckey, de 26 años, al debate nacional sobre el muro de Trump, la seguridad fronteriza y la inmigración. El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos se negó a comentar sobre la efectividad de la tecnología. Y grupos externos independientes no la han probado, lo que ha planteado algunas inquietudes de parte de los críticos.
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Los problemas son más complicados y políticos que hace una década, cuando Luckey era un adolescente educado en casa que comía mayormente burritos congelados y jugaba con gadgets en un remolque camper en la entrada de casa de sus padres en Long Beach, California.
En ese entonces, Luckey fundó Oculus, que inició la industria de la realidad virtual en 2012 con el anuncio del Rift, un casco de realidad virtual.
“Cuando tenía 17 años, principalmente me preocupaba si iba a poder o no hacer el mejor casco de realidad virtual posible”, dijo Luckey a Laurie Segall de CNN en una entrevista reciente. “Ahora estoy mucho más preocupado por las entidades extranjeras y por cómo están impactando al mundo y a Estados Unidos”.
Facebook adquirió Oculus por 2,000 millones de dólares (mdd) en 2014. Pero a principios de 2017, Luckey abandonó Facebook meses después de que se informara que había financiado un grupo que se oponía a Hillary Clinton durante las elecciones de 2016.
“He pasado por muchas cosas”, dijo Luckey. “No mucha gente consigue comenzar una compañía, venderla por miles de millones de dólares y luego ser exiliado de Silicon Valley”.
Su decisión de lanzar Anduril fue clarividente. A medida que los líderes militares estadounidenses temen que otros países estén desarrollando tecnologías más avanzadas, los funcionarios del Pentágono ahora quieren trabajar más de cerca con empresas emergentes y con Silicon Valley para adoptar nuevas herramientas, como la inteligencia artificial.
Pero estos esfuerzos han encontrado cierta resistencia. Por ejemplo, Google optó por no renovar un contrato el verano pasado luego de que los empleados rechazaran trabajar con el ejército.
Luckey no tiene tales reservas.
“Estoy mucho más preocupado por que otros países como Rusia y China creen tecnología que utilicen para oprimir a su propia gente y también para expandir su esfera de influencia sobre otros países”, dijo Luckey, y agregó que no pretende vender la tecnología de Anduril a China o Rusia.
Antes de Oculus, trabajó en un laboratorio de realidad virtual financiado por el Ejército en la Universidad del Sur de California. También se trasladaba para trabajar en Facebook en un antiguo Humvee militar. En Oculus, dijo Luckey, se reunió con personas en el Departamento de Defensa y le llegó a preocupar que necesitaran más tecnología.
Para lanzar Anduril, Luckey se asoció con ingenieros de Oculus y de Palantir, una empresa de análisis de datos con sede en Silicon Valley. Las torres de vigilancia de Anduril se encuentran en parte de la frontera con México. Los marines han probado sus pequeños drones, que pueden ser usados para la vigilancia automatizada de bases militares y puntos de control.
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Anduril ya está fabricando más productos, como un vehículo automatizado para combatir incendios forestales. La compañía espera convertirse eventualmente en una de las mayores compañías de defensa, compitiendo contra gigantes de la industria como Lockheed Martin. Luckey prevé un día en que un gerente de logística pueda enviar vehículos completamente autónomos para entregar suministros a los soldados en el campo.
“[Si el vehículo] se topa con una bomba en el camino, nadie muere. Si es emboscado en el camino, nadie muere”, dijo Luckey. “Si necesito enviar el doble de comida, simplemente envío dos de ellos. No estoy poniendo a más personas en peligro”.
Pero Peter Asaro, un profesor de The New School que estudia ética tecnológica y es portavoz de la Campaign to Stop Killer Robots (Campaña para detener a los robots asesinos), dijo que todavía hay dudas sobre la precisión de los productos de Anduril.
“¿Cuáles son las tasas de error para identificar equivocadamente las cosas?”, dijo Asaro a CNN. “Realmente no lo sabes a menos que puedas probar el sistema”.
Anduril quiere mantenerse por delante de los ejércitos de China y Rusia. El gobierno de China reveló planes para invertir fuertemente en inteligencia artificial y convertirse en el centro de innovación global de inteligencia artificial en 2030.
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El gobierno de China está enfocado en mejorar la infraestructura y las regulaciones para acelerar este proceso. En 2017, más dinero fue invertido en startups chinas de inteligencia artificial que en startups estadounidenses de inteligencia artificial. También es un líder en computación cuántica, otra potencial tecnología crucial para convertirse en una fuerza aún mayor en el futuro.
El presidente ruso, Vladimir Putin, también ha sido sincero acerca de sus ideas sobre la inteligencia artificial: cree que quien lidere en este espacio gobernará el mundo.
“No podemos darnos el lujo de decir: 'Dejemos que Rusia tenga la mejor tecnología militar. Dejemos que China tenga la mejor tecnología militar'”, dijo Luckey a Segall. “Prefiero que nos movamos rápidamente para tratar de construir la mejor tecnología para Estados Unidos”.
Raj Shah, quien anteriormente dirigía DIUx, una oficina del Departamento de Defensa para acelerar su innovación, está motivado por el trabajo de Anduril. Quiere ver más compañías con altos ingenieros que aborden los problemas de seguridad nacional con tecnologías nacientes.
“Para acceder a estas tecnologías, el departamento tiene que trabajar mejor con las startups”, dijo Shah. “Se necesitará una reforma significativa y sostenida”.
Tradicionalmente, las nuevas empresas han tenido dificultades para trabajar con el Pentágono. La mayoría quiere evitar la complicada burocracia gubernamental.
Pero Luckey parece estar a la altura del reto. El cofundador de Oculus, Michael Antonov, lo llama un inventor audaz e intrépido con un lado juguetón.
Como el autor Blake J. Harris escribe en su próximo libro The History of the Future sobre el surgimiento de Luckey y la realidad virtual, Luckey alguna vez les dijo a sus amigos que no quería ser otro Eduardo Saverin, el cofundador de Facebook que dejó la empresa en sus primeros años y nunca alcanzó el mismo nivel de éxito.
En Anduril, Luckey podría haber encontrado un proyecto adecuado a sus habilidades y pasiones posteriores a Facebook.
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Antonov recordó a CNN cómo Luckey una vez se puso un tornillo contra el ojo para medir la distancia entre su ojo y un lente de realidad virtual.
“La gente no simplemente se pica el ojo con algo para tratar de descifrar algo”, dijo Antonov. “Todavía es bastante bobo a veces”.
Harris describe a Luckey como la única persona en el mundo con la que podría pasar una hora hablando sobre cómo mejorar la latencia en un casco de realidad virtual, o sobre cómo reaccionarían los medios de comunicación y el público si realmente existiera un Batman.
“Hay algo infantil, en el buen sentido, acerca de Palmer”, dijo Harris. “Es desenfadado. Pero no toma estas cosas a la ligera”.