Tras un año de emergencia sanitaria y confinamiento, el comercio electrónico se convirtió en una de las principales vías de sustento para los pequeños y medianos negocios. Sin embargo, estos emprendimientos son los que más padecen las consecuencias de los contracargos.
Estos fraudes transaccionales se dan cuando una persona comienza un proceso de aclaración por un cargo no reconocido en su estado de cuenta o por haber recibido un producto averiado. Si bien el dinero regresa a la persona, el negocio termina perdiendo, pues es quien debe reponer el monto de la venta.
“Cuando eres dueño de una PyME que se encuentra escalando en el negocio, eres un blanco muy vulnerable”, comenta José Andrés Chávez, cofundador y CEO de Bayonet, una empresa mexicana que ayuda a los negocios a realizar ventas en línea de manera más segura.