Un homenaje al Museo Nacional de Antropología
En el museo están expuestos alrededor de 16,000 objetos de diferentes culturas. Para llegar a este corto, se utilizaron tres iPhone 13 Pro Max, uno de los cuales se colocó de manera fija en un drone, para poder seguir así a los diferentes animales elegidos para la filmación: jaguar, venado, xoloitzcuintle, águila y serpiente, mezclando tomas de animales reales con figuras que se pueden apreciar dentro del museo.
“(Esto) es algo que nos gustaría repetir, yo creo que siempre hay que pensar en qué herramientas te funcionan dependiendo de la historia que quieres contar. En este caso el celular era lo lógico y lo único que hubiera funcionado, un iPhone 13 Pro Max era lo único que nos hubiera ayudado para grabar porque estoy convencida que grabar con una cámara más grande y más convencional no lo hubiéramos sacado ni por tiempo ni por la cercanía con los animales”, cuenta Mariana Arriaga, codirectora a Expansión.
En algunas tomas en donde se puede apreciar a un jaguar, durante la filmación se utilizó la función de telefoto del iPhone 13 Pro Max, mientras que en casos como el enfoque del ojo de un venado, se logró gracias al uso del macro que tiene el dispositivo.
“Estábamos como niños chiquitos en el set probando cada una de las funciones, que si la cámara rápida, el modo cinematográfico, el macro que es espectacular, como checando todo lo que se podía hacer y esa herramienta te permite pensar nuevas ideas para traer a tu pieza, entonces sí es algo que queremos explorar más a fondo”, agrega Mariana.
Para la musicalización, el músico Camilo Lara, reconocido por su labor en el Instituto Mexicano del Sonido, mezcló más de 100 instrumentos entre los que se encontraban piezas prehispánicas con sintetizadores, así como con la voz del escritor y director Guillermo Arriaga en español y tres lingüistas que relataban la historia en náhuatl, maya y huichol.
“Cuando grabas una voz es cómo actuar, tienes que hacerlo con entonación y teníamos que encontrar un punto que fuera con el tono del texto. Cada lengua tiene una sonoridad muy particular y hay cosas que suenan diferente en otro idioma, eso es lo bonito del corto que de repente resuenan cosas que no sabes qué está diciendo pero son poesía y algo te provoca”, cuenta Camilo a Expansión.