Para entrar en este programa, Weisfeld resalta que no es necesario que las empresas estén inmiscuidas en un área similar al de Intel, como los semiconductores, pues se trata de que ambas compañías se relacionen y aprendan entre ellas.
“Necesitamos estar conectados con estos creadores y ayudarlos a construir las tecnologías del futuro, además de que ambos aprendamos en el proceso”, explica el ejecutivo, quien resalta que a través de esto también se da un cambio de cultura al interior de las startups.
Actualmente, Intel Ignite existe únicamente en tres ciudades del mundo: Tel Aviv, en Israel; Múnich, en Alemania; y Boston, en Estados Unidos; sin embargo, el ejecutivo no descarta que este esfuerzo se expanda a otras urbes que sean centros tecnológicos.
Algunas de las características fundamentales que la empresa busca en las ciudades para invertir en sus startups es que haya “ecosistemas disruptores” donde la cultura de riesgo ocupe una posición importante y se combine con una base de talento en el área, una comunidad de inversores y empresas multinacionales interesadas en el proyecto.