Otra parte vital de la estrategia de Intel es que la expansión de sus fábricas no tiene el único objetivo de beneficiar la producción de sus propios componentes, sino también ayudar a empresas externas a fabricar sus productos.

Pulcritud, un elemento inapelable en la fabricación de chips
Cuando se habla de chips, los nanómetros son una medida demasiado importante para los entusiastas, pero ni siquiera ellos pueden dimensionar que en ese tamaño tan diminuto incluso pueden entrar elementos contaminantes microscópicos que echarían a la basura cientos de pasos en el proceso de manufactura.
En Intel, para garantizar la pulcritud de sus procesos, cuentan con el “Cuarto Limpio”, un lugar reservado que suele ser menos accesible que la propia fábrica. La primera impresión al entrar ahí es la de un hospital inmaculado con una serie de bancos para sentarse mientras los expertos explican cómo deben utilizarse las ropas especiales del lugar, cuyo tamaño es de cuatro campos de fútbol americano.
Para utilizar el traje primero es necesario usar unos guantes de algodón para evitar transmitir contaminación de las manos hacia el laboratorio, mientras que el traje es similar al que se ve en las películas cuando alguien maneja elementos químicos: un gorro que cubre desde la cabeza hasta el cuello, un mono y un par de botas que sellan el equipamiento desde abajo.
