“Esto nos indica qué tan llena está una zona con base en el movimiento de la gente y nos dice si hay alguna otra en donde haya más espacio para redireccionar a las personas. Además, en las entradas también detecta cuánta gente entra y sale para determinar el espacio que hay ahí”, explica a Expansión.
El ejecutivo también aclaró que este sistema sólo se usa en las operaciones de inteligencia del estadio, es decir, no lo muestran en las pantallas del lugar y los aficionados no tienen acceso a esa información en tiempo real.
Si bien una parte del proceso es automatizado, este no es autónomo en su totalidad y depende de los trabajadores de seguridad en el estadio para funcionar. Se trata de una combinación entre humanos y tecnología, pues la información se envía a unos tableros para coordinar los esfuerzos y llevar a la gente a los accesos más despejados.
“La tecnología hace todo el análisis, te muestra la información, pero es trabajo de los operadores aprovechar todos esos datos para evitar aglomeraciones en cada partido”, comenta Klima, ya que la asistencia promedio al estadio de los blues es de 50,000 aficionados.