Mónica lleva varios meses sin trabajar y lo que ha hecho es empezar a tener una rutina en casa, en la que elabora algunos cursos para emprendedores, quienes buscan tener una mayor capacitación en comunicación corporativa. Se asume como pequeña empresaria y poco a poco dejó de buscar opciones con empleadores en la rama de comunicación por dos razones: paz mental y ofertas poco atractivas.
“Tal vez estaba muy acostumbrada a las prestaciones de una empresa tech, a tener cierta flexibilidad; sin embargo, he preferido elegir la opción de emprender y tener proyectos propios a volver a una oficina”, apuntó Mónica, quien trabajó en una empresa de consultoría de TI.
Sergio A. trabajo por varios años en el área de innovación de una empresa de retail, sin embargo, después de una liquidación -producto del cierre de esta área-, estuvo sin trabajo y decidió perfeccionar su inglés y hacer algunos cursos sobre lenguajes de programación que complementaran su labor dentro de cualquier empresa.
Después de casi un año encontró una oferta en una startup que le paga bien, pero que no le da la paz suficiente para hacer planes a 10 o 20 años.
“Es curioso, cuando entré a trabajar lo menos que quería era quedarme estable en una empresa, pero no tener certeza me parece una broma de la vida, pues aunque ahora las cosas caminan bien, es cierto que muchos emprendimientos terminan muriendo a los dos o tres años”, apuntó Sergio.
Como lección aprendida de su anterior trabajo, trata de tener un ahorro sólido y de invertir en ciertos fondos que le dan rendimientos. Prefiere comprar cosas de contado sobre el crédito y asume que, en cualquier momento, puede volver a pasar.
“Muchos amigos se quedaron sin trabajo y les ha costado encontrar vacantes atractivas. Antes trabajar en TI era sinónimo de seguridad laboral, ahora debes mantenerte muy actualizado y sobre todo flexible ante los proyectos que te tocan”, indicó.