Para el reporte se revisaron más de 200 millones de trabajos con la herramienta que la empresa lanzó en abril del año pasado. Del total de documentos se descubrió que 11% podía contener lenguaje escrito con IA en 20% de su contenido, mientras que 3% tenía un 80% o más de texto hecho por una IA.
Belén Correa, directora regional de Turnitin para Latinoamérica, comenta a Expansión que su detector ha ido evolucionando y ahora no se establecen juicios de valor sobre si es positivo o no que un estudiante haya utilizado IA, sino que se le dan consejos a los profesores para abordar la situación en el contexto de su clase.
“Hemos visto que las instituciones están trabajando en ajustar sus modelos de evaluación y de enseñanza, porque ya es normal la presencia de la IA y a partir de ella se pueden analizar otros aspecto, como el pensamiento crítico de los estudiantes”, afirma.
Los datos de Turnitin señalan que mientras más del 75% de los alumnos utilizan algún tipo de estas plataformas a diario, alrededor del 20% de los docentes usan estas herramientas para sus labores diarias en las aulas.
Por lo tanto, existe la oportunidad de que se conviertan en un ayudante. “Se trata de pensar qué es lo que quieres evaluar y cómo la IA tiene o no un espacio dentro de esa evaluación”, comenta. “Si quieres evaluar su capacidad de síntesis, puedes permitirles usar ChatGPT y con base en esa información, pedirles que hagan una infografía”.
Las desigualdades en torno a la IA en la educación
En el Reino Unido, el 56% de los estudiantes de entre 16 a 19 años en edad escolar o universitaria han utilizado alguna herramienta de IA para sus asignaturas, de acuerdo con datos de Deloitte.
Sin embargo, especialistas como la subdirectora general de educación de la Unesco, Stefania Giannini , han alertado sobre las desigualdades que padecen los entornos educativos del sur global.
“Mientras los países desarrollados y ricos pueden contar con una infraestructura tecnológica más sólida, así como un ecosistema de innovación que incluye al sector privado”, comenta. los países en vías de desarrollo deben hacer frente a desafíos fundamentales relacionados con los requisitos previos básicos para que la tecnología sea funcional con miras a obtener una educación de calidad”.
Para Giannini es necesario cumplir dos prioridades con la finalidad de dar el salto a la IA para todos. La primera es garantizar que las inversiones de la iniciativa privada puedan solventar los problemas de brecha digital en términos de conectividad, contenidos y capacidad.
La segunda es desarrollar las capacidades digitales de los docentes y estudiantes de forma que sean parte de sus competencias básicas hacia el futuro, “independientemente de su edad, nivel educativo y posición social”.