Robos financieros y robo de identidad
El robo de datos dará paso al robo de identidad a gran escala. Los ciberdelincuentes combinarán información filtrada con datos de dispositivos comprometidos, exponiendo a las víctimas a extorsiones y fraudes hiperpersonalizados. Esta tendencia será potenciada por la proliferación de criptomonedas y la sofisticación de las herramientas para el fraude financiero.
Una nueva era de estafas
El uso de datos personales y técnicas de ingeniería social permitirá la creación de estafas que manipulen el comportamiento humano. Desde mensajes convincentes de phishing hasta fraudes basados en deepfakes de figuras públicas. Estas tácticas serán difíciles de detectar y desmantelar.
El ransomware evoluciona
En 2025, según Kaspersky, las tácticas de ransomware no solo cifrarán datos, sino que manipularán bases de datos para introducir errores, afectando la confianza en la información corporativa. Además, el ransomware como servicio (RaaS) facilitará el acceso a estas herramientas a atacantes inexpertos, aumentando la frecuencia de incidentes.
Desafíos emergentes en la nube y blockchain
Con el crecimiento del uso de servicios en la nube, los ciberdelincuentes enfocarán sus ataques en vulnerabilidades específicas de estos entornos. Asimismo, la expansión de tecnologías basadas en blockchain abrirá nuevos vectores para el desarrollo y distribución de malware.
¿Cómo evitar caer en farsas?
Las organizaciones deben reforzar su preparación mediante inteligencia de amenazas, monitoreo continuo y adopción de herramientas de seguridad avanzada. La colaboración entre sectores, gobiernos y comunidades internacionales será clave para contrarrestar los ataques cibernéticos.
María Isabel Manjarrez, investigadora de Kaspersky, subraya que “la mejor defensa será una combinación de análisis predictivo y monitoreo continuo”. El informe de Fortinet destaca la importancia de la resiliencia colectiva y los esfuerzos globales para frenar la delincuencia digital.
La ciberseguridad en 2025 no será solo un desafío tecnológico, sino una cuestión de confianza y cooperación global. Las empresas, los gobiernos y los individuos deberán adaptarse rápidamente para proteger su información y garantizar la seguridad en un entorno digital cada vez más complejo.