Ninguna relación es tan sólida como la que han mantenido los trabajadores con las plataformas de comunicación, redes sociales y dispositivos tecnológicos durante la cuarentena por el COVID-19. El home office volvió imperativa la conexión digital a toda hora "por si surge algún pendiente" y, en consecuencia, por lo menos el 75% de las personas ya sufre de "tecnoestrés", de acuerdo con estimaciones de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Las costumbres que seguíamos en el trabajo presencial previo a la pandemia ahora deben adaptarse al mundo digital con el uso de tecnologías, lo que requiere de un mayor esfuerzo. A esto se le suman las largas jornadas, pues en algunos casos la línea que divide el inicio y término del horario laboral se desdibujó. El resultado puede derivar en estrés, depresión o ansiedad.