Los países que no apuestan por la innovación están en riesgo de no poder actuar de manera eficaz para resolver las problemáticas a las que deben hacer frente. En el caso de México, si bien la semilla está creciendo, hay grandes desafíos que afectan a la población, como la pobreza, inseguridad alimentaria, brecha de género, falta de educación y de acceso a servicios esenciales.
Aunque, existe un gran potencial para que el desarrollo de tecnologías de crecimiento acelerado (Inteligencia Artificial, robótica, biotecnología, entre otras) brinden soluciones para estas cuestiones sociales, económicas e incluso culturales, con el fin de integrarlas al trabajo humanitario.