Con esa experiencia, Ninfa Salinas aprendió no solo el riesgo que conlleva andar en motocicleta por las calles de la Ciudad de México, sino que otorgar o no un crédito es una decisión que tiene un gran impacto en la vida de una persona. “Entiendes que las decisiones que tomas tienen consecuencias y que a veces tu intuición está equivocada”.
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Al concluir su educación media superior, Ninfa Salinas se inclinó por estudiar mercadotecnia en la Universidad Anáhuac. Sin embargo, no fue lo que esperaba. “Nos hacen creer que ese es el momento definitivo de tu vida y lo que va a marcar tu futuro, yo no lo creo así. Estudié mercadotecnia porque estaba de moda, pero la universidad no fue una época que me marcó para nada”, apunta.
Lo que sí definió su formación, dice, fue resolver problemas de la vida diaria a través de los negocios de su familia (Elektra, Banco Azteca, TV Azteca, Total Play, Fundación Azteca, Neto, Grupo Dragón), así que, sin renunciar a la escuela, se dedicó a trabajar. De cobranza pasó a la venta de hornos de microondas, después lanzó la cuenta de ahorro Guardadito, junto con la estrategia de mercadotecnia, y posteriormente formó la división de publicidad interna, Agencia i.
“He trabajado casi en todos los lados del grupo, con la suerte de tener a grandes mentores que son muy capaces, pero también de carácter duro. Ellos son los que realmente te empujan hacia delante”, señala. Pero sin duda quién más la motivó a crecer fue Ricardo Salinas Pliego.
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“Mi papá es un hombre increíblemente inteligente y capaz. Siempre me decía: ‘es responsabilidad tuya forjar tu mente’. Más que en una clase, agarras un buen libro y luego otro y le das de comer a la curiosidad todo el tiempo. Él es muy curioso, muy buen maestro y tiene una infinita hambre de conocimiento”, asegura.
Pese a ello, Ninfa Salinas no tiene un modelo a seguir. A su parecer, es mejor tomar lo bueno de cada persona a la que admira e ir construyendo su propio estilo de liderazgo. “Mi papá es un gran líder, le he aprendido infinitas cosas, pero creo que no hay que copiar. Tiene que ver con las circunstancias en las que está cada líder y éstas no siempre son replicables. Pienso que los líderes no se hacen desde la comodidad nunca, uno se tiene que poner constantemente en la adversidad porque si no te quedas en una zona de confort y sin crecer”.
La maestría en Harvard y el gusto por la energía
Ninfa Salinas estaba embarazada de su primera hija y entrando al Senado cuando decidió estudiar una maestría remota en Administración y Sustentabilidad en la Universidad de Harvard. Pero lejos de ser una experiencia gratificante fue muy difícil.
“La sentía muy radical, no con un pensamiento constructivo, sino más bien como regresando al pasado, en una visión muy limitada de sembrar lo que hay al lado, pero sin cuestionarse qué pasa con la gente que no tiene los recursos para hacerlo. Creo que Estados Unidos está muy radicalizado en sus posturas acerca de lo que significa ser sustentable y es válido, pero no resonó mucho conmigo”, admite.
Al tiempo, la familia fue organizando las marcas del grupo y después Ninfa Salinas se metió de lleno a Grupo Dragón para hacer energía renovable. De manera práctica tuvo que aprender cómo funcionan esos sistemas y formar un equipo que quisiera confiar en ella, sabiendo que no sabía mucho de energía.
¿Cómo lo logró? Fue muy insistente en seguir los planes de manera ordenada. “No tienes que ser un ingeniero para estar pendiente del plan de trabajo, cuando te empiezas a desfasar días o semanas ahí está tu costo y tu tiempo haciendo una brecha”. Desde el principio, relata, el equipo ya tenía contratos amarrados para saber a dónde se iría esa energía.
En el camino tuvieron tres pozos productores y dos secos. “Además no obtuvimos el vapor suficiente para poder llenar una turbina que mandamos a hacer en Japón. Cuando nos la entregaron, los japoneses la trataban como si fuera un bebé, se ponían guantes para tocarla, es una cosa gigante como del tamaño de este cuarto (una oficina de aproximadamente 10x7 metros cuadrados)”, relata.
“Cuando vi a los japoneses me di cuenta que a los mexicanos nos hace falta sentir orgullo por lo que hacemos, algunos sí lo sienten y creo que evidentemente les va mucho mejor”. Su mayor logro a bordo de Grupo Dragón fue haber hecho el primer parque geotérmico privado, con un sistema de medición, de entrega y recepción de energía único en su ramo. Actualmente, es presidenta de esta compañía.