México siempre ha estado abierto a dialogar con Estados Unidos sobre los diferentes temas, por ejemplo, previo a que nosotros solicitáramos el panel de reglas de origen sobre el sector automotor, estuvimos conversando con Estados Unidos a todos los niveles a nivel político, a nivel técnico, a nivel de negociadores, viceministerial y ministerial para tratar de hacer saber cuál era nuestra posición.
México cree en el diálogo, en las conversaciones y esta es una etapa constructiva en la que podemos buscar de qué forma podemos atender lo que Estados Unidos está planteando y buscar los balances correctos para encontrar la mejor solución.
Tenemos una integración productiva con Estados Unidos y con Canadá profunda y, como en cualquier familia, en cualquier matrimonio, puede haber diferencias. Pero eso no significa otra cosa más que estamos utilizando el mecanismo que nosotros mismos nos dimos y que negociamos para que, cuando enfrentamos este tipo de situaciones, las podamos resolver de manera técnica, amigable y podamos seguir avanzando.
¿Hay una fecha límite dentro del capítulo 31 para tener un acuerdo?
—Están establecidos ciertos periodos. Por ejemplo, en el tema de las consultas se establecieron 75 días; sin embargo, existe la flexibilidad para irnos más lejos.
Por otro lado, cuando estás hablando del establecimiento de un panel, este puede durar entre seis y siete meses, pero tampoco podemos decir que las fechas son fatales. A veces nos tardamos un poco más en definir ciertos procesos, ciertos procedimientos; la elección de los panelistas y que estén disponibles.
La idea es tratar de resolver esto en el menor tiempo posible, porque lo que queremos es resolver diferencias, dar certidumbre y seguir adelante. No se trata de tener mecanismos que nos distraigan por mucho tiempo.
¿Creen que la solicitud de Estados Unidos pueda dañar el clima de inversión luego de la visita del presidente López Obrador a la Casa Blanca?
—En cualquier relación comercial de inversiones tan intensa y tan profunda como la que tenemos México Estados Unidos y Canadá pueden surgir diferencias. Tenemos, por ejemplo, el panel entre México y Canadá contra Estados Unidos por la interpretación de las reglas de origen; Canadá también inició un panel de solución de diferencias contra Estados Unidos por el tema de la aplicación de una salvaguarda sus exportaciones de paneles solares; Estados Unidos también le inició a Canadá un caso por la asignación de cuotas en el sector lácteo, no una vez sino dos veces.
Realmente este mecanismo está pensado para, precisamente, manejarlo de una manera más administrativa. ¿A qué me refiero? A tratar de ir resolviendo las diferencias cuando surgen, sin que ello tengan ninguna implicación ni ningún impacto sobre la relación, definir si una medida es compatible, o no, con las obligaciones que nosotros tenemos dentro del propio tratado.
Utilizar estos mecanismos, lo que está demostrando es que el tratado sí sirve, sí funciona y ayuda a resolver temas cuando surgen. Eso es de gran valor para la región y para los inversionistas porque saben que hay un mecanismo que ayude a resolverlas.
En el TLCAN, Tratado de Libre Comercio de América del Norte, teníamos el reto de que, simplemente una de las partes podía bloquear el establecimiento de un panel. No había esa institucionalidad que permitía resolver controversias a través de mecanismos mutuamente convenidos y bien definidos.
¿Cómo percibe la Secretaría de Economía la reacción del presidente López Obrador, minimizando las acusaciones de EU ?
—En la Secretaría de Economía somos responsables de defender al Estado mexicano y de la implementación del T-MEC. Entonces, vamos a trabajar de forma que podamos atender el interés de todos nosotros aquí, en México: que el T-MEC funcione, que ayude y contribuya al desarrollo nacional.
El T-MEC fue aprobado en esta administración, en diciembre de 2019. Es un tratado que todos en México valoramos y la Secretaría de Economía cumplirá con su trabajo de hacer la mejor defensa para el interés nacional.