No obstante, el avance de China encendió las alarmas. La Casa Blanca dejó de verlo como un socio estratégico y empezó a tratarlo como un rival. Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2017, la relación comercial entre Estados Unidos y China se enmarca por tensiones crecientes.
En ese entonces, el mandatario estadounidense acusó al gigante asiático de prácticas desleales y optó por imponer aranceles como medida de presión por más de 300,000 millones de dólares a productos chinos, con el fin de reducir el déficit comercial y frenar el avance industrial de China.
Beijing respondió con medidas similares a productos agrícolas, energéticos y manufactureros estadounidenses. En 2020, ambos países firmaron la Fase Uno de un acuerdo comercial.
China se comprometió a aumentar sus compras de bienes estadounidenses y Washington suspendió nuevos aranceles. Sin embargo, el pacto no resolvió las disputas sobre subsidios, propiedad intelectual y acceso al mercado chino.
Con la llegada de Joe Biden en 2021, se esperaba un giro, pero la mayoría de los aranceles se mantuvieron. Su administración adoptó una postura estratégica de competir con China sin escalar la tensión, pero tampoco sin retroceder.
En 2024, el comercio entre Estados Unidos y China siguió alto, pero las empresas comenzaron a mover parte de su producción a países como Vietnam, India y México. La relación económica ya no fue tan estrecha como antes.
En el segundo mandato de Trump, la tensión comercial alcanzó nuevos niveles, el último anuncio fue de un aumento de los aranceles a las importaciones chinas, al elevarlos hasta 145% . Pero ciertos productos tecnológicos como teléfonos móviles, computadoras portátiles, chips de memoria y maquinaria para semiconductores fueron excluidos de los aranceles recíprocos más altos.
Xi Jinping respondió con aranceles de hasta 125% a productos estadounidenses, con entrada en vigor el 12 de abril.
Mientras que los mercados financieros se mantienen con nerviosismo . El conflicto amenaza con prolongarse y profundizar su impacto en la economía mundial.