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El nuevo Pemex, atrapado entre la planta chatarra y los gasoductos de la CFE

La estrategia de la petrolera en fertilizantes requiere de los polémicos complejos adquiridos por el exdirector de la empresa Emilio Lozoya, y de los gasoductos en litigios internacionales.
mar 23 julio 2019 05:00 AM

Las metas de la administración de Andrés Manuel López Obrador para que Pemex se convierta en el líder del mercado de fertilizantes requieren revivir los planes del ex director de la petrolera Emilio Lozoya para usar la planta chatarra adquirida a AHMSA. Un objetivo que encuentra un problema: la falta de gas natural, agravada por el conflicto de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) con las empresas que construyeron los gasoductos.

El Plan de Negocios de Pemex 2019-2024 promete convertir a la petrolera nacional en el gran productor de fertilizantes del país , una palanca fundamental para apoyar la promesa del presidente de llevar a México a la autosuficiencia alimentaria.

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“Considerando las prioridades establecidas por el gobierno de México enfocadas en alcanzar la soberanía alimentaria, se espera un incremento en la demanda nacional de fertilizantes”, dice la compañía en el documento presentado la semana pasada.

Esta meta implica que Pemex retome en parte la estrategia iniciada en el sexenio pasado para convertir a la compañía en el mayor productor de fertilizantes del país; con las ahora cuestionadas compras de las plantas de Agronitrogenados (Proagroindustria) y Fertinal.

“Pemex Fertilizantes cuenta con los activos del Complejo Petroquímico Cosoleacaque, ProAgroindustria y Fertinal, con capacidad para producir, en conjunto, poco más de tres millones de toneladas anuales de fertilizantes, nitrogenados y fosfatados; esta capacidad de producción representa aproximadamente la mitad del consumo nacional”, dice la compañía.

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De estos tres conjuntos petroquímicos, sólo Fertinal opera en este momento –a un 90% de su capacidad en 2018- gracias a las importaciones de materia prima. Mientras que la falta de gas natural por parte de Pemex tiene paradas a Cosoleacaque, que produce el amoniaco, y a Agronitrogenados, que requiere del amoniaco para generar urea, que debería alimentar a Fertinal, como estaba pensado en la estrategia de la administración pasada.

“Cosoleacaque tiene cuatro plantas para producir amoniaco y, en el mejor de los días sólo operan dos, y eso cuando hay gas. Por eso la petroquímica está preocupadísima porque no tiene gas”, dice Daniel Enrique Guerrero, experto en temas energéticos y ex funcionario de la Secretaría de Energía.

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Pemex extraía cerca de 6,500 millones de pies cúbicos de gas en 2014, frente a los 4,800 millones que promedia ahora, una caída que sigue la tendencia de la baja en la producción de petróleo.

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Esta declinación afecta con mayor fuerza a la petroquímica, que siempre se encuentra en el último escalón de prioridad para la distribución de gas natural de Pemex. La empresa prioriza antes su uso para la producción de crudo, y luego para la refinación, explica Adrián Calcaneo, director de midstream y líquidos para la consultora IHS Markit.

La anterior administración de Pemex gastó cerca de 760 millones de dólares (mdd) entre la compra y las inversiones para revivir la planta adquirida a Altos Hornos de México (AHMSA), además de 755 mdd en la compra y saneamiento de Fertinal. Este año, la petrolera inyectará 181 millones de pesos (mdp) para rehabilitar tres de las plantas del complejo de Cosoleacaque, además de 207 mdp para rehabilitar el almacenaje en la planta de Pajaritos, según datos de su reporte anual de 2018.

La compañía quiere elevar la producción de este complejo que paró casi la mita del año pasado y sólo produjo 151,000 de toneladas de amoniaco. La meta es llevar su uso a 420,000 toneladas este año, 793,000 en 2020, 1.08 millones en 2021, y 1.32 millones en 2022, según datos de su plan de negocios.

Todas estas inversiones y estrategias no resuelven el problema de origen que descarriló el plan original del gobierno anterior y que sólo se ha agravado con el paso de los años: la insuficiencia del gas natural.

Pemex apostaba a que parte de esta escasez pudiera compensarse con la puesta en marcha del gasoducto marino que conecta al sur de Texas con Tuxpan, y la primera fase de al reconfiguración de la compresora en Cempoala, Veracruz.

“Con este escenario operativo, se lograría alcanzar la presión requerida por el Complejo Cosoleacaque para la producción de amoniaco de 894 libras por pulgada cuadrada”, explicó Pemex en una respuesta a una investigación de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), publicada en su primer informe de la Cuenta Pública 2018.

La entrada en operación del ducto marino iba a permitir a Pemex ya sea a destinar menos gas natural hacia el centro del país, o incluso, a beneficiarse del gas natural seco para alimentar a su planta en Cosoloacaque, dice Guerrero.

“Van a hacer llegar gas natural a la zona de Veracruz donde está la infraestructura para producir amoniaco”, coincide Adrián Duhalt, investigador en el Instituto Baker de la Universidad de Rice.

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Pero la disputa que enfrenta ahora a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) contra las firmas Transcanada y IEnova, por algunas de las cláusulas del contrato que se firmó desde la administración anterior, han frenado la entrada en operación del ducto.

El Gobierno y Pemex también esperan que su plan para reactivar la producción petrolera en el corto plazo los apoye en el aumento de suministro de gas natural, debido a que la mayor parte de la extracción de esta molécula se da justo en la explotación de los campos de petróleo, aunque los aumentos más significantes no se darán hasta 2021 y 2022.

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