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La tormenta perfecta petrolera amenaza con ahogar a Pemex

La compañía afronta la guerra de precios entre las potencias Rusia y Arabia Saudita con unas finanzas débiles y una estrategia en la que deberá producir más petróleo a pesar de perder dinero.
mar 10 marzo 2020 05:08 AM
Oil fields in the evening, oil field derrick in the evening,  sunset and sunset
Las estimaciones para el presupuesto de gasto de este año se hicieron con un precio promedio de la mezcla mexicana del petróleo en 49 dólares, y una producción de 1.95 millones de barriles.

La estrategia para “rescatar” a Pemex del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que en su primer año se saldó con pérdidas de 346,000 millones de pesos (mdp) y una mejora marginal en la producción petrolera, corre el riesgo de descarrilarse en unos pocos meses. La batalla entre Rusia y Arabia Saudita por ganar mercado y la epidemia del coronavirus pueden tumbar los precios del petróleo por un largo periodo, lo que trastoca los planes de la petrolera mexicana.

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La fragilidad de Pemex amenaza además a las finanzas públicas del gobierno federal, que dependen en casi 17% de los ingresos que se obtienen de la venta de petróleo al exterior. Ahora, según un análisis de la consultora Welligence Energy Analytics, Pemex puede requerir recortes en su gasto, para evitar que su deuda caiga en la calificación de bono basura, equivalentes a lo que invierte para producir 1.4 millones de barriles en promedio diario.

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El conflicto entre Rusia y Arabia Saudita se dio por el desacuerdo en el monto y el tiempo de recortes a la producción de petróleo que debían realizar para afrontar la caída de la demanda que se prevé por el avance del coronavirus, explica Víctor Vidal, analista en mercados energéticos. “Esto desató la guerra comercial entre Arabia y Rusia llevan que llevan la batuta en Medio Oriente, una guerra comercial donde todos los demás países de la zona son meros espectadores”.

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Las naciones anunciaron medidas de descuentos y de incrementos en su producción petrolera en el corto plazo, con el fin de tirar el precio a niveles que causen estrés en las finanzas de su competidor.

Estos movimientos han tumbado los precios de referencia de los barriles Brent y WTI, los más importantes para México, con caídas no vistas desde 1991, dejando correr el pánico a lo largo de todos los mercados financieros internacionales.

Rusia y Arabia Saudita afirman que cuentan con fondos de 500,000 millones de dólares cada uno para afrontar esta batalla, en un golpeteo que durará al menos hasta mediados de año, estima Vidal.

En esta situación, Pemex —que verá caer sus ingresos por esta caída de los precios del petróleo— afronta el temporal en un momento delicado. La estrategia del gobierno ha sido limitar la participación de las empresas privadas en exploración y producción de petróleo y depender principalmente de Pemex. Esto obliga a la petrolera a destinar recursos a proyectos que, bajo esta tendencia de precios, le harán perder dinero, asegura Pablo Medina, vicepresidente de la consultora Welligence Energy Analytics. "El aumentar el gasto en Pemex ahora mismo pone a la empresa en una situación aún más precaria. De mantenerse esos precios por tres a seis meses, será de las peores crisis en su historia”, destaca el especialista.

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Los llamados campos prioritarios, lanzados desde el año pasado bajo la promesa de que iban a ayudar a revertir la caída en la extracción petrolera de Pemex, requieren de precios entre 40 a 60 dólares para ser rentables. Pero los precios del petróleo pueden quedarse por debajo de esta línea por un periodo prolongado, dice Medina. “Tenemos un choque doble, donde por un lado la demanda caerá por el coronavirus —del que aún no vemos el punto máximo—, y otro por el aumento de oferta por la guerra entre Arabia y Rusia. (...) Se viene una tormenta perfecta para el gobierno de AMLO, con estos precios bajos”, señala Medina.

Pemex necesitará replantear sus inversiones, incluso a costa de extraer menos petróleo, porque cuenta con una serie de activos que sólo le van a generar pérdidas, opina el especialista.

En los mercados ya se habla de crisis, aunque no se sabe si será pasajera. Los futuros del crudo Brent —el referente europeo de los precios del petróleo—, y del WTI —el estadounidense— cayeron 24.51% y 24.6% este lunes, hasta 34.36 y 31.13 dólares por barril. Se trata de sus mayores caídas desde 1991.

Las circunstancias del mercado internacional también pueden orillar a las autoridades fiscales en México a replantearse sus estimaciones de crecimiento y gasto, en un momento de desaceleración económica, dice Víctor Gómez, subdirector de análisis económico de Casa de Bolsa Finamex. “Es un entorno de mucho riesgo. Están presionados a usar todos los instrumentos a su disposición, pero lo importante aquí es que arrojen señales de certidumbre”, dice el analista.

Las estimaciones para el presupuesto de gasto público de este año se hicieron con un precio promedio de la mezcla mexicana del petróleo en 49 dólares, y una producción de Pemex de 1.95 millones de barriles. Sin embargo, la mezcla mexicana se encuentra ahora en 24.43 dólares por barril , y la extracción de crudo promedió 1.7 millones de barriles en enero.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Pública deben presentar los precriterios 2021 el 1 de abril de este año, en la primera ventana para realizar los ajustes a los criterios macroeconómicos para este año y el siguiente.

Según Víctor Gómez, el gobierno puede mandar señales de confianza con un plan de infraestructura en materia energética que incluya instrumentos como la reactivación de las rondas petroleras y farmouts (alianzas) que ayuden a que la inversión siga fluyendo sin presionar las finanzas de Pemex ni el gobierno federal.

López Obrador ha retrasado el anuncio de un paquete de proyectos en materia energética desde hace meses, debido a las discrepancias en el interior de su equipo sobre el nivel de apertura que deben dar a la iniciativa privada. Esta administración frenó las rondas petroleras que permitieron a las empresas privadas entrar a a la exploración y producción durante el sexenio pasado. Ahora, las circunstancias pueden obligar a un cambio de política.

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