De hecho, la teoría sobre la maldición de las materias primas alega que aquellos países que no logren abandonar su dependencia a estos bienes están condenados a no terminar de desarrollarse.
Una nueva lección para México sobre esta fallida estrategia se acerca debido a que Arabia Saudita decidió aumentar su producción de petróleo, lo que está generando que los precios del petróleo se desplomen en unos pocos días. Nuevamente, la maldición de las materias primas volverá a pasar factura en nuestro país.
Más allá de todo esto, debe resaltarse que México avanzaba poco a poco en su búsqueda por dejar de depender del petróleo. Por ejemplo, actualmente la exportación de petróleo representa menos del 5% de las exportaciones totales de México. Nuestra economía ha evolucionado y ahora sus principales exportaciones no son el petróleo o sus derivados, sino automóviles, autopartes y múltiples aparatos electrónicos.
No obstante, aunque nuestras exportaciones ya están diversificadas, nuestros ingresos fiscales aún no lo están. Es bien sabido que una buena parte del gasto público de nuestro país es financiado con los ingresos petroleros. El siguiente paso que México debería tomar es apostar por una reforma fiscal que le permita dejar de depender de Pemex y sus ingresos petroleros. Sin embargo, parece que no hay intenciones de que esto ocurra en el futuro cercano.
Como se dijo antes, el gobierno tiene la intención de rescatar a Pemex y convertirla en una palanca de desarrollo, pero sus acciones apuntan a que van en la dirección contraria. Por una parte, el gobierno continúa comprando coberturas petroleras para contrarrestar la volatilidad de los precios internacionales del petróleo, pero al mismo tiempo ha decidido detener rondas petroleras y las potenciales inversiones que se obtendrían de ellas.