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5 retos que tiene VW (y todas las armadoras) para reiniciar sus plantas

Los fabricantes reconocen que reanudar operaciones en medio del pico más alto de contagios de COVID-19, previsto para la primera semana de mayo, y con las ventas tocando fondo, no será sencillo.
vie 01 mayo 2020 05:00 AM
FILE PHOTO: VW re-starts Europe's largest car factory after coronavirus shutdown
En México, Volkswagen ha diseñado un protocolo a partir de la experiencia compartida por otras plantas del grupo que ya han aperturado en Europa y Asia.

Entre los 12 fabricantes automotrices que ensamblan vehículos en el país, Volkswagen es el primero que ha establecido una fecha para el reinicio escalonado de operaciones de su planta de Puebla, donde ensambla los modelos Tiguan, Jetta y Golf.

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El viernes 24 de abril, el fabricante alemán informó en un comunicado que preveía reanudar las operaciones de su planta mexicana de vehículos el 18 de mayo , mientras que el reinicio de la fábrica de motores en Silao quedaría sujeto a las autorizaciones oficiales.

Pero directivos de Volkswagen han dejado claro que son fechas tentativas y que pueden variar dependendiendo de la reactivación de los mercados estadounidense y canadiense, a donde exporta el 68% de la producción de su planta poblana, pero también de la luz verde del gobierno mexicano.

“Las fechas de arranque no dependen sino de que la autoridad pueda determinar cuándo va a regresar la industria a operar” dijo en una videoconferencia Mauricio Kuri, director de comunicación corporativa y asuntos de gobierno de Volkswagen de México.

En medio del estira y afloja que han mantenido los fabricantes de prácticamente todos los sectores industriales que no entraron en la lista de actividades esenciales, publicada a finales de marzo en el Diario Oficial de la Federación, el automotriz parece estar más cerca de haber obtenido el visto bueno del gobierno mexicano para reiniciar las operaciones de las plantas de vehículos antes de que termine mayo.

Pero los directivos de Volkswagen, y en general toda la industria, reconocen que reanudar operaciones en medio del pico más alto de contagios de COVID-19, previsto para la primera semana de mayo, y con las ventas tocando fondo, no es algo menor.

Estos son los principales retos que vislumbran para lograrlo.

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1. Definir las fechas precisas de arranque

La cadena automotriz en Norteamérica está altamente integrada y coordinar la reapertura de las plantas requiere de un trabajo conjunto entre los gobiernos de Estados Unidos, México y Canadá.

“Sabemos que la Secretaría de Economía y la de Relaciones Exteriores han estado muy activas, no solo hablando con sus contrapartes en Estados Unidos y Canadá, sino también evaluando las condiciones actuales del país para buscar un punto medio para hacer este regreso de la manera más organizada y garantiazando la salud de todos los participantes en los tres países”, dice Kuri.

Pero hasta ahora Estados Unidos, que es el mayor productor de vehículos de la región y el mayor consumidor de modelos de manufactura mexicana, no ha establecido una fecha clara para el reinicio de actividades en el sector, lo cual ha ocasionado que los fabricantes retrasen la reapertura de sus plantas más de una vez.

Volkswagen anunció el miércoles pasado un retraso indefinido en la reactivación de la producción en su planta de ensamblaje de Tennessee, Estados Unidos, que estaba programada para el 3 de mayo; mientras que Toyota, que había anunciado la reapertura de sus plantas en Norteamérica a partir del 4 de mayo, también informó que la postergará hasta la semana del 11 de mayo tras una "revisión exhaustiva con nuestra red de proveedores y logística".

“Nosotros, con todo el optimismo, planteamos nuestro reinicio de operaciones para el 18 de mayo, en línea con los escenarios planteados por el gobierno de poder tener un regreso escalonado, con algunas empresas arrancando operaciones después del 17 de mayo y otras el 1 de junio”, dice Kuri.

Estos escenarios, no obstante, están en función del número de casos reportados en los municipios en donde operan las empresas. Aquellas que estén ubicadas en municipios con un bajo número de casos al 17 de mayo, pueden regresar a operar el 18 de mayo.

2. Alinear a la cadena

Las distintas asociaciones en las que los fabricantes de vehículos y de autopartes se encuentran agremiados, como AMIA e INA, han insistido en que para arrancar una planta automotriz es necesario que toda la cadena de suministro esté operando.

“Se requieren varios días de preparación para tener todo el pipeline, o la tubería de partes y componentes, para arrancar de manera estable y no estar haciendo paros a cada rato por falta de piezas”, detalla Kuri.

El directivo asegura que esto no es sencillo en tanto que muchos de los proveedores de la planta poblana están en Estados Unidos debido a la alta integración de la cadena de suministro en la región.

“Todos los proveedores de la industria automotriz que opera en Norteamérica están estratégicamente distribuidos en la región. Entonces, si arranca Estados Unidos y México no, podemos complicar el ensamble en ese mercado. Y lo mismo pasaría si arranca México y no lo hicieran Estados Unidos ni Canadá”, explica Kuri.

Debido a que hay que sincronizar a una cadena en tres países en medio del pico más alto de contagios de la pandemia, Guido Vildozo, analista del sector en IHS Markit, dice por separado que la producción de vehículos en la región tendrá un “comienzo lento”. En China, dice, tomó entre seis y ocho semanas restablecer los dos turnos de operación. “Creemos que veremos algo similar en Norteamérica”, dice el analista.

3. Alinear la producción con la demanda

El 70% de la producción de vehículos de Norteamérica se consume dentro de la región, por lo que los volúmenes de producción de las plantas dependen de la demanda regional. IHS Markit prevé que la demanda de vehículos en el mercado estadounidense en 2020 será de 12.5 millones de unidades, unos 4.3 millones menos de lo proyectado en enero. En México, será de poco menos de un millón de vehículos, unos 300,000 menos a lo esperado inicialmente.

Debido a esto, Vildozo calcula que la producción de vehículos en Norteamérica ascenderá a 12 millones de unidades en 2020: alrededor de siete millones en plantas estadounidenses, casi tres millones en las mexicanas y unos dos millones en las canadienses.

Ajustar las plantas a este volumen será un reto para los fabricantes.

“Cada día que pasa que no se compran vehículos debido al paro de actividades, no solo en México, sino también en Estados Unidos, se genera una incertidumbre sobre los volúmenes futuros”, dice Kuri. “Mientras más se detenga el tiempo de la economía, los consumidores retrasarán su compra poniendo en riesgo los puestos de trabajo en las plantas, porque si no puedes llegar a los volúmenes que tenías pronosticados pues tendrás que reducir los turnos”, añade.

4. Diseñar protocolos de seguridad

Otro tema que tiene ocupados a los fabricantes de vehículos, en la víspera de su reinicio de operaciones, es el diseño de nuevos protocolos de convivencia entre sus trabajadores para mitigar el riesgo de contagio de COVID-19.

“Sabemos que vamos a regresar a un entorno distinto, donde el virus va a estar presente, porque hasta que no haya una vacuna no podremos estar libres de este virus”, dice Kuri.

Debido a esto, Volkswagen ha diseñado un protocolo con más de 100 medidas de higiene, que van desde cámaras termográficas en las entradas de la planta para medir la temperatura de cada empleado, hasta medidas de distancia en toda la línea de producción, sanitización de las áreas de trabajo y entrega de comida en box lunch en vez de charolas.

Kuri explica que Volkswagen ha diseñado este protocolo a partir de la experiencia compartida por otras plantas del grupo que ya han abierto en Europa y Asia. “Nos han provisto de información muy valiosa que nosotros estamos incorporando a nuestros planes de reapertura en México. Todos los días nos envían las medidas que han funcionado, pero también las que no. Tener todo este feedback es una de las ventajas que estamos teniendo de nos ser los primeros en abrir”, añade el directivo.

5. Establecer rutas alternas

Finalmente, los analistas consideran que los fabricantes de vehículos tendrán que ajustar su rutas para realizar la exportación de los modelos en tanto que ha habido irrupciones en los distintos modos de transporte.

Aún cuando las plantas regresaran a operar rápido, el suministro no se reactivará de inmediato. “Algunas ciudades tendrán bloqueos de carreteras, tampoco habrá vuelos ni barcos enseguida”, afirma Tere González, socia de la práctica de Global Trade de EY.

Además, la frontera con Estados Unidos permanece semicerrada desde finales de marzo. Debido a esto, dice Aliet Martínez, especialista en comercio para la región de Latinoamérica en IHS Markit, los cruces de camiones de México hacia ese mercado han disminuido 22% en el primer trimestre del año, comparado con el mismo periodo de 2019.

"Algunas de las categorías afectadas por el cierre de la frontera terrestre son acero, autopartes y vehículos. Prevemos que la frontera se reabrirá a mediados de mayo”, dice Martínez.

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