La micromovilidad se ha visto afectada en todo el mundo debido a la crisis del COVID-19. La renta de bicicletas, de scooters y motocicletas eléctricas ha experimentado una disminución dramática en todo el ecosistema urbano. Después de todo, con la mayoría de las personas trabajando y estudiando en casa, se reducen las necesidad de traslado.
En los meses más duros del confinamiento, cuando prácticamente todas las personas estaban en sus casas, aproximadamente el 99% de los scooters eléctricos no se utilizaron. Pero esto es solo la punta del iceberg. Todos los proveedores de servicios de movilidad en todo el ecosistema han experimentado una reducción drástica en la demanda de sus servicios compartidos. En mayo, el servicio de bicicletas eléctricas JUMP anunció que dejaría de operar en Ciudad de México, mientras que el servicio de scooters Lime detuvo temporalmente sus operaciones.