E: ¿Cómo es el proceso a la hora de decidir en dónde invertir?
KB: Esta pregunta la podría contestar mejor mi socio, Juan Franck, pero lo que buscamos son empresas que tengan un gran potencial, que resuelvan un problema que afecte a millones de personas en la región y que tengan un componente tecnológico importante. Si piensas en Clip, que es una de nuestras primeras inversiones en la región, antes tener una terminal de tarjeta de crédito estaba restringido a un comercio grande, bien establecido, que tuviera una relación con el banco. Era todo un drama poder aceptar pagos con tarjeta de crédito o débito. Y el otro día fui a Teotihuacán, quería comprar un corazón de obsidiana a un vendedor de artesanía y, después de pasar más de 30 minutos eligiendo cuál, de pronto me di cuenta que no traía efectivo. Y el vendedor me dijo que no me preocupara y sacó su terminal de Clip, nada más me pidió moverme un poco hacia un lado donde había mejor señal, y me cobró. Es una experiencia mágica y de inclusión digital.
Mucho de lo que hacemos en SoftBank es fondear a estas empresas que realmente están trayendo la verdadera inclusión digital a la región: el primer carro que compré, a lo mejor lo compré en Kavak. O la primera criptomoneda, que hace unos meses sonaba como algo reservado para las élites financieras, y hoy cualquier persona con 100 pesos puede abrir una cuenta en Bitso desde su celular. O el primer crédito que obtuve para mi negocio fue en Konfío. A mí me parece que ese es el problema que estamos resolviendo aquí, la inclusión digital en nuestra región.
E: Has estado en empresas de tecnología y en startups, has visto cómo ha evolucionado el ecosistema en los últimos años. ¿Cómo ves que ha cambiado el emprendimiento tras la llegada de una firma como SoftBank?
KB: SoftBank puso muchos ojos en la región y eso es positivo para todos, pero sobre todo para los emprendedores y para los consumidores. Era hora de que los mexicanos y los latinoamericanos tuviéramos tecnología hecha en la región, que resolviera las necesidades puntuales de nuestra región, que no siempre son las mismas que las de otros lugares. Con eso, atraemos mucho talento a que venga a nuestros países y se quede. Hace 10 años, un emprendedor que decidiera emprender a lo mejor, si pensaba muy en grande, su primer instinto hubiera sido irse a Estados Unidos, Inglaterra o Israel, porque ahí hay fondeo y yo quiero hacer una compañía muy grande. Hoy, con todo este ecosistema que se ha creado, no tiene que tomar esta decisión.
Además, hay todo por hacer, porque cuando nosotros revisamos los números, China, por ejemplo, invierte el 0.6% de su Producto Interno Bruto (PIB) en capital de riesgo, India el 0.4%, y en México estamos en el 0.1%. Suena que ahora estamos invirtiendo mucho, pero todavía estamos a la sexta parte de China y la cuarta de India. Tenemos mucho camino por recorrer y lo maravilloso es que es puro camino pavimentado con oportunidades.
E: ¿Y qué mensaje lanza esta eclosión de unicornios en la que SoftBank tiene un papel importante?
KB: Nosotros tenemos inversiones en cinco de los seis unicornios en México y en 53%, que son 18 de 34, de toda Latinoamérica. Una vez, un emprendedor me dijo: ‘uno puede empezar una compañía de 0 millones de dólares o de 0 billones de dólares, se trata de cómo piensas en grande’. Creo que es bien interesante que, cuando los emprendedores ven que hay posibilidades de hacer una compañia de 0 billones de dólares, piensan en algo mucho más grande.
En 2019, cuando se instaló el fondo en México, en todo el año se invirtió en Latinoamérica menos de 2,000 millones de dólares en capital de riesgo, entre todos los fondos que existían. De ahí para acá SoftBank solito ha invertido 5,000 millones de dólares y ya comprometidos otros 3,000. El mensaje para los emprendedores es que el freno no está en el capital: detecten cuáles son los grandes problemas de la región que hay que resolver y van a encontrar en SoftBank, y me imagino que en los demás fondos que están en el ecosistema, un socio que les fondee y les ayude a llegar a buen puerto.