Una respuesta para contener el incremento en los precios en 2022 y, sobre todo, evitar que más familias mexicanas caigan en situación de pobreza era necesaria y urgente. Sin embargo, el problema con la exención de aranceles –y con el PACIC en general–, es el limitado alcance para cumplir con esos objetivos, principalmente porque los productos contemplados representan una pequeña fracción de los considerados para el cálculo del INPC.
En el caso de la exención de aranceles, es positivo el reconocer la importancia del libre comercio en la competencia y su efecto en beneficio del consumidor. No obstante, será difícil que esta estrategia tenga un impacto significativo. Además, si bien esta medida busca contener los incrementos en los precios de estos productos, no contempla el impacto que podría tener en los pequeños y medianos productores de alimentos del país.
Los aranceles son impuestos que se pagan al importar determinados productos. Al eliminar este impuesto se evita ese costo adicional que podría trasladarse al consumidor, para potencialmente disminuir su precio. Asimismo, con libre comercio se puede contar con mayor oferta y competencia en los mercados de esos productos. Con la medida anunciada esta semana hay dos factores relevantes a considerar: en primer lugar, el efecto no es inmediato, sino a mediano plazo. Y, segundo, el efecto en el nivel de precios sería marginal, pues México importa la mayor parte de esos productos de Estados Unidos, sin aranceles, gracias a que cuentan con un tratado de libre comercio.
Aranceles cero por un año
Nuestro principal proveedor de carne de ave, carne de cerdo, limón, naranja, manzana, maíz blanco, zanahoria y frijol es Estados Unidos. Por esto, para que exista un beneficio en los precios derivado del arancel 0, tendríamos que acceder a esos productos ofrecidos por países con los que no contamos con un TLC, que cuenten con precios más bajos y que los costos de transporte no sean más altos que ese diferencial de precios. Adicionalmente, hay que considerar que los altos precios en alimentos son un fenómeno global. Las posibilidades de que los efectos de esta medida se reflejen en el nivel general de precios lucen bajas.