De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), este tipo de seguros buscan “construir una garantía para los estudios superiores de los hijos, aún cuando el padre, la madre o el tutor falten por fallecimiento o resulten impedidos de aportar los recursos económicos, a causa de invalidez por un accidente o enfermedad”.
El organismo detalla que con el seguro educativo, el dinero que recibirá el menor asegurado se encuentra garantizado. “La institución se compromete a seguir pagando el seguro hasta que el menor alcance (generalmente) -dependiendo del plan, la institución y los padres- los 18 o 22 años de edad, término que indica, el momento en que la aseguradora entregará el dinero para que el hoy menor continúe sus estudios”.
Aunque el objetivo principal es el pago de la educación del asegurado, hay otro tipo de coberturas adicionales que las aseguradoras ofrecen con este tipo de productos. Por ejemplo:
- Pago de suma asegurada por fallecimiento
- Muerte accidental y pérdidas orgánicas
- Exención de pago de primas por invalidez total y permanente, entre otras.
De acuerdo con GNP, entre las variantes de estos seguros hay algunos que no se enfocan solo en brindar respaldo para la educación universitaria y de posgrado de los jóvenes, sino que se pueden usar para impulsar sus proyectos personales o de emprendimiento. Todo depende de cada aseguradora y el tipo de contrato.
Aunque lo común es pensar que estos productos existen para que los padres aseguren a sus hijos, la realidad es que en el mercado hay otros que permiten que los tíos o abuelos aseguren al menor.