Ante el riesgo de perder, (casi) todos solemos sobrerreaccionar y actuar movidos por el pánico. En el mercado bursátil no es muy diferente. Cuando un evento es negativo o los resultados de una empresa no son lo que los inversionistas esperaban, estos suelen castigar a las acciones de la empresa. A veces, demasiado.
Pero el escarmiento saca el brillo de algunas compañías. Cuando el precio de las acciones baja más allá del nivel que los análisis consideran el adecuado para la situación que vive una empresa, se dice que la acción está barata y representa una oportunidad para algunos inversionistas.