Reynaldo Real, experto en marketing y docente de la Escuela Bancaria y Comercial (EBC), campus Aguascalientes, aporta que la estrategia detrás del cambio de nombre de Twitter podría estar relacionada con la preferencia del dueño de la organización, Elon Musk, por la "X", una letra que ha sido utilizada en otras de sus empresas, como Space X y X.Com, así como en el modelo X de Tesla. Además, el corporativo que controla la marca del pájaro azul se llama X Holdings, lo que sugiere una coherencia en la elección del nuevo nombre.
“Esta decisión parece alinearse con la ambición de Musk de convertir a ‘X’ en una mega aplicación que integre diferentes servicios, incluyendo audio, vídeo, banca, mensajes e inteligencia artificial, de manera similar a lo que ha sido exitoso con la súper aplicación china WeChat”.
Con cerca de 360 millones de usuarios activos mensuales, Twitter posee una base de usuarios considerable que Musk buscará capitalizar en su nueva estrategia. Aunque el cambio de nombre podría generar un rechazo inicial en el mercado, tanto Real como Díez coinciden en que si la estrategia detrás del rebranding es sólida y se alinea con la visión a largo plazo de la empresa, el mercado eventualmente asimilará y comprenderá su verdadero alcance.
También la llegada de Threads por parte de la empresa de Mark Zuckerberg, ahora renombrada como Meta, pudo haber sido un factor que aceleró el proceso de cambio de nombre en Twitter para no perder el timing de lanzamientos y evitar una comparación directa con la nueva plataforma. "Sobre todo porque "X" apuesta por la integración de la inteligencia artificial”, añade Díez.
La estrategia de comunicación y los riesgos del rebranding
Todo cambio de nombre conlleva riesgos potenciales. Reynaldo Real destaca que el rechazo inicial es común cuando una marca tan reconocida como Twitter cambia su nombre después de estar posicionado desde su fundación en marzo de 2006.
La nueva imagen de "X" puede no gustar a todos los usuarios y el proceso de adaptación puede tener implicaciones financieras, como se ha reflejado en la disminución del valor accionario de la compañía y la reducción de inversiones de los anunciantes en la red social.
Pese a ello, existe una tendencia en la creación de nombres muy descriptivos o con problemas para generar diferenciación y personalidad propia. “Pero en el caso de ‘X’ también surgen problemas de consenso en su pronunciación, lo que puede generar confusión en cómo referirse a la marca, así como problemas de registro en algunos países”, advierte Díez.
Aunque parece que la decisión de Elon Musk y su inclinación por nombres poco convencionales indican una apuesta por la originalidad y la diferenciación. El hecho de que haya nombrado a su propia hija "X Æ A-Xii" muestra una clara preferencia por nombres únicos y fuera de lo común.
En ese sentido, el cambio de nombre de Twitter a "X" representa un desafío en términos de identidad visual y verbal para la empresa.
Voy a tuitear, voy a ¿xitear?
Los expertos consultados concuerdan en que Twitter enfrentará un reto de comunicación para generar su propia identidad distintiva. El término "tuitear," utilizado para referirse al acto de enviar mensajes en la plataforma, ya está ampliamente arraigado en el castellano desde el 2014, lo que añade otra capa de complejidad al cambio.
Díez apunta que para comunicar el cambio de nombre se deben cubrir todos los puntos de contacto con el usuario y utilizar diversos medios, incluyendo estrategias de marketing digital, redes sociales, relaciones públicas, email marketing, campañas de exteriores y medios tradicionales.
“Es fundamental comunicar la nueva propuesta de valor de la marca "X" para que los usuarios comprendan la transformación y la dirección estratégica que está tomando la plataforma”, dice.